Después de pasar el resto del castigo viendo The Office, el director llegó y nos abrió la puerta.
Salí de allí disparada, se que Liam me dijo que no pasaba nada, que el me protegería, pero seamos sinceros, no podría estar en todas partes y prefería evitar que alguien nos viese juntos.
Cuando estaba por salir del instituto, giré la cabeza y vi allí, a un Liam plantado, quieto en lo absoluto, lo único que hacía era sonreír y se despidió de mí con la mano.
No podía irme sin más, por lo que hice una reverencia y salí de ese horrible lugar.
Como solo habían sido dos horas de castigo, y aunque mi entrenamiento ya se había acabado, fui a ver el entrenamiento de Marck, que era con quien siempre volvía los lunes.
Me quedé allí un rato sentada en las gradas del campo de fútbol, y debo admitir que aunque no me gustase el fútbol, era una pasada verlos entrenar, eran muy buenos, sobretodo el número 7, que para nada tiene que ver que ese sea Marck, bueno, si que tiene que ver, pero es que el realmente es muy bueno.
Me quedé un rato observándolo y no me di cuenta de que Marck ya se había percatado de mi presencia.
-¿Te gusta lo que ves Leoncita?- Dijo él con una sonrisa pícara en sus labios.
-No, n-o se de que hablas Marck- Dije yo sonrojada y un poco con vergüenza- yo solo estaba mirando el entrenamiento.
-A mi no me engañas pequeña- Dijo él.
No me dejó responderle porque se giró y se alejó de las gradas para ir a los vestuarios.
Me levanté de mi asiento y me dirigí hasta la salida de los vestuarios, y esperé allí pacientemente a que saliera Marck para poder irme a casa.
Estaba cansada, y quería irme a casa, es cierto que había pasado tiempo de lo de la amenaza pero necesitaba irme de aquí, además de no olvidar que muchas chicas que pasaban para me decían cosas terribles solo por aquella publicación de Liam.
Mientras estaba en mi mundo, sentí una presencia delante de mi, y abrí un poco los ojos. Entonces pude observar una cabellera rubia, mojada y despeinada, y aquellos preciosos ojos que tenía mi mejor amigo.
-Otra vez disfrutando de las vistas- Dijo él.
-En realidad estaba pensando en lo feo que eres- Le dije con una sonrisa sarcástica.
A ver, no nos mintamos, de fea su cara no tenía nada, pero si le decía que si, su ego subiría hasta las nubes, y yo al menos no quiero soportar eso.
-¿Nos vamos señor egocéntrico?- Le dije cogiéndole del brazo.
-Por supuesto princesa, con gusto la llevaré a su destino.
Nos dirigimos hacia su coche en silencio, algo extraño, ya que con Marck, nunca había silencio, por lo que empecé a preocuparme.
Aunque parezca raro, si, he dicho su coche ya que Liam era un año más mayor que yo, ya que había repetido hace unos años por alguna razónque desconocía ya que el nunca hablaba de eso.
Nos subimos al coche, y el arrancó el coche, ahora si que estaba preocupada, ni siquiera puso la radio.
-Elena- Dijo él, hay Dios mío, me está llamando por mi nombre,esto es serio- me vas a explicar en este mismo instante tres cosas, porque llevas toda la semana huyendo de Melisa y de mi, porque te han castigado, y porque narices me has colgado la llamada esta tarde.
No, tenía una mínima esperanza de que no se acordase de la conversación de esta tarde.
Otro interrogatorio más, pero a Marck no le podía decir nada, estaba segura de que él no era lo de la amenaza, pero tenía muy claro cual sería su reacción, ya que el año pasado tuvimos una experiencia similar...
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Dos Diamantes Sin Pulir
Teen FictionEra el último curso para Elena, todo parecía tranquilo,bueno más bien como otros años, nada diferente. Para Liam, era todo lo contario, su único objetivo era cambiarlo todo. Que pasaría si al inicio de curso, una simple confusión de nombres los pusi...