16. Tranquilidad

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El estruendo se hizo mayor debido a la gente que había por al rededor que empezó a gritar como loca.

Corriendo aún cogida de la mano de Marck, me dirigí hacia aquella ventana que ágora estaba echa añicos.

Poco a poco vi como la gente rodeaba un ladrillo que ponía en la cara de la misma:

"Para Elena"

Con miedo en el cuerpo y con cierta idea de quién era pensé en abrirla pero, no sin antes disipar a todo el mundo de al rededor diciendo que era una broma del vecino de Marck.

Para estar más tranquila subí corriendo a la habitación de Marck, intentando perder la pista de este que estaba muy insistente en saber que era

Llegué a la misma y cerré la puerta, y cuando me senté en la cama, procedí a abrirla.

"Querida Elena:

No se cuantas veces te lo tengo que decir, aléjate de Liam, pero como para ti no existen las cosas por las buenas, he tenido que recurrir al público.

O te alejas de él o me encargaré de que tu vida sea un completo infierno y ya de paso, la de tus queridisimos amigos. ¿Qué tal si empezamos con Marck?"

Nada más acabar de leer, salí corriendo de la habitación, necesitaba encontrar a Marck, saber que estaba bien.

Joder no lo encontraba. Poco a poco empezaron a brotarme las lágrimas, si le había pasado algo, había sido mi maldita culpa, y jamás me lo perdonaría.

Y con todo esto agobiandome y siguiendo sin encontrarle empezó a darme un ataque de ansiedad.

Fui quedándome sin aire, no podía casi respirar, mis manos comenzaron a temblar, estaba en plena crisis. No aguantaba más.

Entonces y justo entonces sentí, varios brazos abrazándome y a gente hablándome cerca, pero yo no escuchaba nada, simplemente lloraba.

De pronto sentí como me movía, pero yo no estaba haciendo nada, no estaba moviendo ni un músculo, y en menos de tres minutos estaba sentada en algo blandito.

-Elena respira- Escuchaba desde fuera.

-Estamos aquí Leoncita, no pasa nada- Y cuando escuché ese mote, no podía ser otra persona que Marck, pr lo que por un impulso nervioso salí corriendo a abrazar de donde procedía la voz.

-Estas bien, estas bien- Decía yo sollzando y casi inentendible.

-Tranquila pequeña, todo está bien- Escuché a Liam, mientras que sentía que me acariciaba la cabeza.

Poco a poco me fui calmando y después de tanta adrenalina, mi cuerpo ya no podía más y poco a poco caí en un sueño muy profundo, estando aún en los brazos de Marck.

Los rayos de luz empezaron a darme en los ojos, y como le molestaba decidí levantarme a cerrar la persiana, pero en el momento en el que abrí los ojos, enseguida reconocí que ese no era mi cuarto, sino el de Marck.

Decidí salir a buscarlo, y cuando llegué a las escaleras pude escuchar una discusión acalorada de dos voces que ya conocía muy bien.

-¡REED, DE QUIEN ES ESTO!- Gritaba Marck.

-¡YA TE HE DICHO QUE NO LO SÉ, SI LO SUPIERA YA ME HABRÍA ENCARGADO DE ÉL!- Contestó Liam en el mismo tono.

-Chi-chi cos, que pasa?, por que gritais?- Digo yo temblandome la voz.

-Elena!-Dijo sorprendido Marck.

-La misma, ahora explicarme que pasa.- Dije yo con la misma cara de susto que antes.

Dos Diamantes Sin PulirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora