Estaba anonadada, era precioso todo esto, pero la duda me carcomia.
-¿Qué es todo esto Liam, y cuando has echo todo esto?- Le pregunté yo acabando de limpiarme la cara de las lágrimas secas que llevaba.
-Digamos que acabado lo de la cafetería, decidí montarte una sorpresa, después de todo ese incidente estaba seguro que necesitarías hacer algo diferente. Además visto lo visto, me alegro haberlo echo y haber llegado a tiempo a recogerte- Dijo el llevándose la mano a la nuca, y con una sonrisa en los labios.
-Gracias- Era lo único que me salía decirle. Estaba en shock.
-Ven, siéntate aquí conmigo Elena- Dijo él con una sonrisa.
Me fui acercando hacia donde el estaba y me senté en el sitio que me había indicado.
Este simplemente asintió con una sonrisa, y empezó a sacar cosas de la cesta de picnic,¿Donde narices están las cámaras ocultas?, por que si están que salgan ya.
-¿Qué prefieres, galletas o sándwiches?-Me dijo Liam sacándome de mis pensamientos.
-Galletas, adoro el dulce- Le dije sonriendo.
La tarde fue pasando y no parábamos de hacernos preguntas el uno al otro, desde cual era su color favorito que por cierto coincidíamos en que era el verde, hasta de cosas de la vida.
Allí, Liam me contó un poco de la situación con sus padres y su hermano y poco a poco vi como su cara cambiaba a tristeza por lo que empecé a abrazarle. No se, me salió solo hacerlo al verle tan vulnerable.
En ese momento me puse a pensar en lo afortunada que era por tener a mis hermanos, aunque mis padres no estuvieran mucho en casa, los tenía a ellos por lo que le dije esto.
"Cuando tu quieras, mi casa está abierta, como aquel día que parecías secuestrado"
El empezó a reírse y su ojos brillaron en cierto momento cuando parecía recordar algo.
Justo en ese momento, sentí el teléfono vibrar en mi bolsillo.
-Dígame- Lo cogí sin mirar quien era.
-Leoncita, te recuerdo que en 10 minutos te espero en mi casa para preparar la fiesta- escuche a Marck desde el teléfono.
-¡Se me había olvidado por completo!- Dije exaltada levantándome de la manta en la que estaba sentada.
-Ya me imaginaba, eres un despiste con patas- Decía Marck riéndose.
-En 30 minutos estoy allí, te lo prometo- Le dije sin creérmelo mucho.
-Aquí te espero pequeña.
Y colgó.
-Emm...-Dije viendo a Liam- Porfi plis, me puedes llevar a casa de Marck?- Le dije con cara de cachorro.
-Y eso por que?- Dijo él con ¿celos?.
-Es que el cumpleaños de Melissa es este fin de semana, y Marck y yo queríamos planearle una fiesta sorpresa- Le dije yo con un tono bajo, como si me estuvieran regañando.
La cara de Liam cambio y empezó a sacar una sonrisa.
-Pues en ese caso recojo esto y te llevo.- Me dijo el con una sonrisa.
-Recogemos- Le corregí yo.
En seguida nos pusimos a recoger todas las cosas que habíamos sacado.
-Toma el casco enana y súbete a la moto- Me dijo Liam extendiéndome el casco.
-Que yo no soy enana, vosotros sois gigantes.-Le dije, cogiéndole el casco y subiendo a la moto.
El viaje de vuelta fue igual de increíble que el viaje de ida, y otra vez, cuando abracé a Liam por la espalda, volví a sentir esa corriente eléctrica, en serio, seguro que tenía que ver por la electricidad de la chaqueta.
Cuando entramos al pueblo fui indicándole a Liam por donde quedaba la casa de Marck hasta que llegamos a su puerta, exactamente cuarenta minutos después de la llamada de Marck.
Justo en la puerta estaba Marck, sentado en las escaleras de su portal, esperándome con una sonrisa.
Pero cuando Liam, que estaba aún con el casco puesto, se lo quitó, la cara de Marck cambió, y pude ver las venas de su cuello empezar a marcarse, por lo que estaba enfadado.
-Perdona por llegar tarde- Le dije haciendo una señal de perdón- Es que estaba con Liam a las afueras y no he podido llegar antes.
-No te preocupes Leoncita, lo entiendo- Me fijo con una sonrisa demasiado dulce para lo que decía su cuerpo.- Porque no entras en casa? Tengo una cosa que hablar con Liam, enseguida entro.
No quería irme, estaba convencida de que eso que tenía que hablar no era nada bueno, pero cuando mire a Liam me hizo una señal de que le hiciera caso a Marck, lo hice, a lo mejor no era nada.
Poco a poco fui caminando hasta la entrada mientras sentía a aquellos dos mirándome a las espaldas.
Que incomodidad.
Entre a la casa, una que ya conocía muy bien, y nada más entré, la madre de Marck me recibió con los brazos abiertos.
-Madre mía!, que guapa estás!- Me dijo ella con una sonrisa.
-Muchas gracias Señora Isabel- le dije con una sonrisa amable.
-Elena, no se cuantas veces te tengo que decir que solo Isabel, no me hagas sentir mayor- Me dijo con una mirada acusadora.
-Está bien Isabel- Le dije yo riéndome ante su comentario.
Estuve conversado con Isabel unos diez minutos hasta que entró Marck, no tenía ninguna emoción en su rostro, algo extraño en el, ya que al igual que yo, siempre era muy expresivo.
Al verme cambió su cara a una sonrisa.
-Vamos Elena? Tenemos muchas cosas que preparar.
-Si, ya voy, un gusto hablar contigo Isabel- Le digo siguiendo a su hijo.
-El placer siempre es mío, a ver si mi hijo no es tonto y te invita a salir, aunque el chico que te ha traído tampoco pinta nada mal- Dijo su madre con una sonrisa pícara.
En ese momento mi cara se volvió roja, si que era cierto que Isabel y yo nos llevábamos muy bien pero ese comentario no lo había echo nunca.
-MAMÁ!- Gritó el susodicho.
-Sabes que digo la verdad- Añadió su madre.
En ese momento sentí una mano cogiendo la mía y tirándome hacía arriba, por lo que seguí ese impulso.
-Lo siento por lo de mi madre- Dijo Marck un poco avergonzado cuando entramos a su cuarto.
- No te preocupes Marck enserio.
Silencio, solo hubo silencio durante los dos minutos más largos de toda mi vida, hasta que decidí hablar.
-Bueno, nos ponemos manos a la obra?, la fiesta no se va a planear sola- Le dije yo riéndome.
Enseguida Marck salió de su mundo y nos pusimos manos a la obra para organizar la mejor fiesta del mundo, puesto que Maleisa no se merecía menos.
Poco a poco fuimos decidiendo detalles de la fiesta y nos encargamos de elegir temática, parejas famosas de series de televisión. Además en que quedamos en hacerla en casa de Marck ya que nadie estaría en casa, por lo que empezamos a encargar un montón de cosas para la fiesta.
Y a lo tonto se me había echo muy tarde.
-Te acerco a casa- Me dijo Marck
-Gracias.
En pocos minutos estábamos ya en mi casa y cuando bajé del coche, Marck se bajó conmigo, y sin decirme nada, me dio un beso cerca de la comisura de los labios y simplemente dijo buenas noches.
Y ahí me quedé, en shock,incluso estando en mi cam, recapitulando todo el día que había tenido.
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Dos Diamantes Sin Pulir
Novela JuvenilEra el último curso para Elena, todo parecía tranquilo,bueno más bien como otros años, nada diferente. Para Liam, era todo lo contario, su único objetivo era cambiarlo todo. Que pasaría si al inicio de curso, una simple confusión de nombres los pusi...