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—Che, Facu, ¿cómo vas con Emma?

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—Che, Facu, ¿cómo vas con Emma?

El nombrado se contuvo de suspirar pesadamente. Se encontraba en una sala en desuso que daba a la parte trasera de la facultad, de modo que el sol les daba directamente en la cara, y que aunque fuese otoño, había un calor insoportable. Con solo ver el gran mural pintado de Van Gogh en la pared era sabido que era el salón de Artes.
Facundo miró a uno de sus amigos apoyado contra el pizarrón, Gabriel, para luego pasear su mirada en los presentes. Odiaba con toda su alma a esas personas a las que solía llamar amigos. Él quería a Melanny, no a Emma, pero por culpa de que su padre es colega de los padres de ellos, sí o sí tenía que llevarse con ellos.

—Voy bien —dijo con burla—, un te amo y la gordita cayó redondita.

Una ola de carcajadas se escuchó en la sala en desuso, y Facundo sonrió con suficiencia.

—Perfecto, el hermano de Moon hará una fiesta de Euphoria en su casa, esa será nuestra oportunidad para humillarla en público.

Eso hizo que inconscientemente la sonrisa de Facundo se borrara de su rostro. No estaba enterado de eso.

—¿Qué?

—¿No sabías? Sky hará una fiesta en su casa.

—No, me refiero a lo otro. ¿Qué quieres decir con humillar a Emma? ¿No tuvieron suficiente con que la usara para acercarme a ella por su hermana?

Los presentes se miraron confundidos.

—¿Por qué? —preguntó Juan, otro que estaba rayando una hoja anda a saber qué—. ¿Acaso te encariñaste con ella?

Espontáneamente, Facundo le dio un leve empujón.

—No digas estupideces —reprochó. Por supuesto que no se había encariñado con esa. Rio como si le hubiesen dicho la cosa más estúpida del mundo.

—Si vos decís —habló con poca convicción. Chasqueó la lengua y decidió dejar parte de la conversación de lado—. Mi plan es este, Facundo y Emma entran juntos...

El aludido simplemente dejó de escuchar y se centró en sus pensamientos. ¿Por qué le afectaba siquiera lo que le llegara pasar a Emma? Obviamente es algo que nunca iba a aceptar, porque según él su corazón estaba en Melanny. Sin embargo, el pensar en que podrían herirla le daba un remordimiento que paseaba por su cuerpo al punto de darle una incomoda picazón.

—¡Facu!

El nombrado volvió a la realidad. Los chicos miraban expectantes ante su actuar.

—¿Escuchaste algo? —preguntó con notada preocupación Gabriel, que descruzó sus brazos decidido a acercarse a él.

—Sí, sí —mintió—. Estoy de acuerdo.

Por supuesto que no estaba de acuerdo. ¿Pa' qué mentirse? Tenía que buscar una manera de que Emma no piense que él era parte de la idea o sino le costará más convencer a Melanny.

HURRICANE [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora