Parque, niños y citas

1K 102 35
                                    


P.O.V: Jennifer Morrison

Siento el aire entrar por mis poros, el sol abrasar mi piel y la adrenalina tomar posesión de mi cuerpo. Mis fosas nasales se abren para inhalar oxígeno, aire puro, y mi boca separa los labios para expulsarlo. Una, dos, tres veces y más repito esta acción, porque controlar tu respiración al hacer ejercicio es uno de los factores más importantes. Té da resistencia, te permite seguir corriendo, tu cuerpo tiene energía y no te ahogas con tu propia respiración. Dato que Lana evidentemente no sabe, puesto que llevamos un total de 12 minutos y la morena ya ha soltado su primera queja.

"¡Jen! Por favor, tenemos que parar" trato de ignorarla y seguir corriendo, esta vez reduciendo la velocidad para ir a su ritmo, pero su voz suena ahogada. "Lo digo enserio, no puedo más"

Lana para en seco, porque obviamente tampoco sabe que enfriar el cuerpo de golpe es malísima idea, podría darle un tirón o un calambre o algo peor. Debe ir reduciendo la velocidad hasta acabar caminando y finalmente detenerse, pero ella ya se ha parado y ha apoyado sus dos manos sobre sus rodillas para recuperar el aliento. Por lo que yo me veo obligada a dejar mi carrera y caminar marcha atrás hacia ella.

"¿Estás bien?" pregunto acariciando su espalda con mi mano, su cabeza mira al suelo y unos rebeldes mechones se escapan de su coleta de caballo para acabar en su rostro.

"Sí... es solo que..." toma una fuerte inspiración y se yergue de nuevo. "¿Tú haces esto todos los días?" pregunta con una risa.

"Cada mañana de 7am a 8am" respondo agachándome para alzar a mi perrita en brazos. "Ava ya se ha acostumbrado"

"Pues yo no" responde ella, su pecho subiendo y bajando rápidamente. "Y me da que Lola tampoco"

Ambas nos giramos para observar a la apacible perrita tumbada en el pie de un árbol de la calle, en la perfecta posición para que este le cubra el sol y pueda disfrutar de una siesta en la sombra. Yo vuelvo a mirar a Lana y, aunque su respiración se ha regulado y ella afirma estar bien para continuar, sé que está agotada. No está acostumbrada a esta clase de ejercicio y que haya corrido a mi lado y a mi ritmo durante 15 minutos sin descanso alguno me parece esfuerzo suficiente. Sé que no le hace ninguna gracia esto del ejercicio intensivo, su cuerpo no está entrenado para eso, pero lo hace para contentarme y eso ya me hace más que feliz.

"Oye, a dos calles de aquí hay un parque con un puesto de comida al lado. Podemos acabar de correr hasta ahí y descansar haciendo un pequeño picnic" propongo y, en cuanto pronuncio la palabra picnic la perra de Lana despierta y se pone en pie, corriendo, moviendo la cola y ladrando. "Tengo la ligera sospecha de que Lola entiende nuestro idioma"

"Es una perrita lista, como su dueña" presume la morena. "Sin embargo, Ava..."

"¡Oye!" exclamo con una risa, dándole un golpecito en el hombro. "Que te hago correr 20 minutos más, eh"

"No, no, no, no" se apresura a decir Lana. "No más correr"

Mi risa sale de nuevo a la luz y, tras darle un rápido beso en los labios a la morena, echo a correr con la correa de Ava en mi muñeca. Lana y Lola nos siguen de cerca, aunque a un ritmo más lento, pero no se quedan demasiado atrás. Cinco minutos después llegamos al famoso parque.

"¿Qué te parece?" pregunto en cuanto llegamos.

"Jen, ¿eres consciente de que este es mi barrio, verdad?" bromea la neoyorquina.

"Muy graciosa" digo sarcásticamente. "Por favor, siéntate en el césped con los perros, yo pido la comida"

"Okay" responde sin más, con un tono inocente, la amo.

Secretos de rodaje [Morrilla]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora