Cuando perdí el control

1.2K 123 54
                                    


P.O.V: Jennifer Morrison

Este sonido infernal va a hacer que me explote el cráneo. ¿Cuánto tiempo lleva sonando? ¿Segundos? ¿Minutos? ¿Horas? Ni lo sé ni me importa, solo quiero que pare. Alargo mi brazo con la esperanza de alcanzar el reloj despertador que lleva torturando mi cerebro una eternidad y le doy un golpe digno de premio. Por fin se detiene, no sé cuánto tiempo más podía soportar ese condenado zumbido hasta que me perforara el tímpano, y para colmo me duele la cabeza.

Abro los ojos lentamente, los rayos de sol que se cuelan a través de las cortinas y que impactan directamente contra mis pupilas me hacen cerrarlos de nuevo, tanta luz no es buena para la jaqueca y menos para la que proviene de una resaca. Eso me recuerda que no estoy sola en esta cama. Hago un esfuerzo sobrehumano para abrir nuevamente los párpados y rápidamente localizo a Lana en la misma posición que la noche que compartimos cama en el motel de carretera. Esta mujer es muy pegajosa, no se está quieta por la noche e, inevitablemente, se acerca a cualquier cuerpo que emane calor a su lado. Una despeinada cabellera de tonalidad negro diamante descansa desordenadamente sobre mi pecho, su sosegada respiración me eriza la piel del estómago y su desnuda pierna se encuentra entrelazada con la mía. Sin darme cuenta suelto un largo suspiro de satisfacción, por unos momentos olvido mi cefalea y disfruto de la situación, Lana profundamente dormida en mis brazos, es un sueño... esto es lo que había querido hace años, pero ahora llega demasiado tarde.

Eso me recuerda que anoche me confesé... mierda. Levanto la mano derecha y la dirijo rápidamente a mi frente, provocando un sonoro "clap" cuando me golpeo deliberadamente la cara. ¿Qué has hecho, Jennifer? Dios maldiga mis grandes ideas. ¿En qué momento me pareció buena idea comprar alcohol? Ahora no recuerdo lo que dije, no recuerdo lo que le conté, solo recuerdo mencionar que hace años me rompió el corazón y... ¿llegué a decirle que estoy volviendo a ilusionarme con ella? Si lo hice... ¿qué más conté? ¿Qué más le dije? Dios, Dios, Dios...

Mientras mis pensamientos se amontonan y se superponen, provocándome una inevitable sensación de ansiedad, al no saber que pude llegar a confesar en ese estado, el pequeño cuerpo que descansa encima de mí empieza a moverse. Lana hunde su apacible rostro en mi pecho, haciendo ligeros ruidos de recién levantada e intentado esconderse del sol, que cada vez anega más la estancia.

"Buenos días" musito con voz dulce, mientras acaricio el alborotado pero suave pelo de la morena.

"Mmm..." gruñe ella y a mi se me escapa una sutil risa.

"Hay que levantarse, son las 9am y en tres horas tenemos que estar en el escenario" le informo. "¿No querrás decepcionar a tus Evil Regals, verdad?" bromeo acariciando su muslo con las uñas.

La piel en esa zona se torna rápidamente de gallina, a la morena se le escapa una adorable risa y sacude su pierna en un movimiento involuntario. Interesante. Repito ese movimiento y recibo la misma respuesta por parte de la neoyorquina, solo que esta vez su risa es más sonora.

"Basta, no hagas eso" se queja separándose de mi cuerpo e hundiendo su cara, esta vez, en la almohada.

"No me tientes a obligarte a levantarte" la fastidio picándole las costillas como anoche, sé que eso la hace reír.

"Vale, vale, me levanto" balbucea cubriendo sus costados con sus brazos.

Lana se sienta en la cama y lo primero que hace es revisar su teléfono, observa la pantalla unos minutos y luego se pone en pie y se dirige rápidamente al cuarto de baño, descalza y despeinada. No sé porqué, pero en estos momentos me parece mucho más hermosa que nunca. La morena pasa unos largos diez minutos ahí metida, su ropa está perfectamente colocada en un taburete al lado de la cama, por lo que no se está cambiando. Decido llamar a la puerta para preguntar si se encuentra bien, pero justo antes de que mis nudillos golpeen sutilmente la madera de esta, escucho un sonido desgraciadamente familiar.

Secretos de rodaje [Morrilla]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora