Una mujer adicta

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P.O.V: Jennifer Morrison

El viaje no ha sido precisamente como esperaba. Al principio se me estaba haciendo eterno, con Robert todo el rato hablando, Ginnifer y Josh a lo suyo y Colin en la otra punta del avión, pero al final me aburrí de ignorar a todo el mundo y empecé a hablar con Bobby. Nunca había tenido una relación demasiado estrecha con él, a diferencia de Lana, pero debo admitir que es un hombre muy sabio, tiene labia y sabe expresarse. No sé en qué momento empecé a hablarle de mi relación con la morena, de hecho, puede que sacara él el tema y todo... la cuestión es que se lo conté todo. Tiene esa extraña capacidad de lograr que la gente se abra a él, transmite confianza y seguridad y si desde la noche que me acosté con Lana, solo se lo había contado a mi hermana Julia, él ha sido el segundo en saberlo. Me sorprende, pero al mismo tiempo me alegra.

No voy a mentir, escribirle a Lana durante el vuelo fue idea suya, pero, menos el último mensaje, toda la conversación fue obra mía. Es que a mi las palabras no se me dan demasiado bien, siempre he sido mucho más de actuar y, siendo honestos, nunca me había encontrado en esta situación. No suelo acostarme con personas porque sí, no suelo olvidarme de aquellos con los que mantengo relaciones, se me hace demasiado íntimo para eso, pero estos días he estado haciendo uso de todas mis fuerzas para no pensar en ella. Es que simplemente no puede ser ella. Si esto lo hubiera hecho con cualquier otro miembro del elenco aún sería capaz de vivir con ello, pero Lana... Lana Parrilla... ¡joder, Jennifer! La que has liado. Repito, nunca me había visto en estas. Nunca me había visto pensando las 24 horas del día en una persona que odio o que creo que odio, porque ya no sé absolutamente nada.

A lo que iba, Robert. Él me ha incitado a tontear con Lana, yo no lo buscaba, pero cuanto más hablaba con ella más calor me entraba en el cuerpo y él lo ha notado. He empezado a ponerme roja, mis manos temblaban como hojas y mi centro palpitaba y suplicaba atención. Por eso he hecho lo que he hecho, porque estaba muy caliente, nada más lejos. Además, Lana también lo adora. Sexo sin compromisos, sin caricias, sin cariño, solo deseo, pasión, atracción. Eso es. Eso es lo que quiere ella y eso es lo que, muy a mi pesar, estoy intentando convencerme a mí misma de que quiero también. No puedo caer en el mismo pozo de hace 6 años, no puedo, esta vez no lo superaría.

Tanto pensamiento viene porque sigo en el aeropuerto, esperando mi maleta. La cinta transportadora ha dado la vuelta por lo menos un millón de veces y todos mis compañeros tienen ya su equipaje, pero mi maleta parece que ha pasado a mejor vida. Estas cosas siempre me pasan a mi, os lo juro.

"Chicos, será mejor que vayamos tirando, en el hotel esperan para recibirnos" suelta Josh de repente. ¿Enserio, Josh? Gran compañerismo el tuyo.

"¿Qué?" exclama Lana. "Pero Jennifer aún no tiene su maleta" gracias.

"Habla con logística, será un típico caso de pérdida de equipaje" explica Adam. "Cuando la encuentren te llamaran"

"De acuerdo" resoplo. "Tampoco quiero haceros esperar a todos"

"No es culpa de nadie... de la aerolínea como mucho" dice Rebecca.

¿Quién iba a pensar que mis mayores apoyos en este momento iban a ser la señorita Parrilla y su tumor humano Bex Mader? No me lo esperaba.

"Te esperamos en el taxi" interviene Eddie. "Tú ve a notificar lo de tu maleta"

Entonces, de repente, se me enciende la bombilla y entro en pánico.

"Sobre eso..." se me escapa la risa nerviosa. "¿Alguien sabe francés?"

Una vez en el hotel

Por fin hemos llegado, después de una larga media hora intentando hacerme entender entre los trabajadores del aeropuerto, he conseguido abrir un parte por mi equipaje y, en cuanto lo encuentren, tal y como me ha dicho hace un rato Adam, me avisarán y podré pasar a recogerlo. Pero mientras... ¿qué hago sin mis cosas?

Secretos de rodaje [Morrilla]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora