La alegría de un reencuentro

1.6K 134 196
                                    


P.O.V: Jennifer Morrison

Hoy, por fin, es el día y yo no he dormido en toda la noche, emocionada con el reencuentro y las noticias. No me han convocado hasta las 8am, pero a las 6am mi entusiasmo ha podido conmigo y ya estoy en pie. No aguanto más en mi casa, así que me visto y me maquillo para esconder las horribles ojeras de la noche en vela y salgo a toda prisa de mi residencia. Me subo a mi coche, pongo algo de música y conduzco una hora y media hasta una de las sedes de la cadena. Aparco en el estacionamiento privado, que ha sido reservado para nosotros, y bajo del coche. No me sorprende ser la primera en llegar, estoy en el lugar 30 minutos antes de lo esperado y, si no recuerdo mal, ninguno de mis compañeros es madrugador o puntual. Eso es algo que odio, las grabaciones siempre iban con retraso porque para la mayoría "Quedar a las 8am" significa "Salir de casa a las 8am". Hay gente realmente irresponsable e irrespetuosa con los demás, no lo soporto.

Observo a mi alrededor y descubro que no hay absolutamente nadie, ni siquiera Adam y Eddy, supongo que estarán en el edificio, esperando en una sala llena de pizarras en las que habrán escrito sus grandes ideas. El aburrimiento me obliga a apoyar todo mi peso en el maletero y sacar el teléfono. Supongo que puedo cotillear por las redes sociales mientras espero y, sin más dilación, abro la aplicación de Instagram. Siempre trato de evitar los medios de todo tipo, sobre todo Twitter, que la considero una aplicación de odio pura, pero en estos momentos el aburrimiento es superior a mi. Nada más entrar me encuentro con una fotografía de dos mujeres en una cafetería, tomando café y desayunando bollería. Una pelirroja de ojos azules y la otra morena de pupilas color caramelo. Las reconozco al segundo. Lana Parrilla y su inseparable Bex Mader, como le gusta llamarla, han ido a desayunar antes de la reunión. Yo ni siquiera sigo a Lana en las redes, hace años que he dejado de hacerlo, igual que ella a mi, pero a Rebecca todavía la sigo. Ni siquiera lo recordaba, pero así es. Ese acto me ha llevado a muchas disputas con mis agentes e, incluso, fans, pero dejar de seguir a la insufrible Lana Parrilla ha sido la mejor decisión que he podido tomar para seguir rodando en paz.

Nuestra situación es complicada. Al comienzo de la serie empezamos una amistad, teníamos que grabar muchas escenas juntas, por lo que quedábamos para ensayarlas antes y, a veces, hasta íbamos a comer y compartíamos nuestra pasión por el sushi. A medida que la serie fue avanzando nuestro vínculo se hizo más fuerte, hasta que comenzó la cuarta temporada y mi actitud en torno a Lana dio un giro de 180 grados. En mi opinión, no fue un distanciamiento repentino, aunque Lana se empeñe en verlo así, yo creo que todo siguió su ritmo y mi alejamiento de ella tuvo un porqué. La verdad es que me considero experta en analizar personas, las observo y estudio sus comportamientos con tal de descubrir, como siempre, si me vale la pena abrirme con ellos o directamente no tener relación. Mi mecanismo nunca me había fallado, desde que era adolescente lo he estado usando y tenía un ranking del 100% en aciertos. Esa clasificación disminuyó al 99% cuando conocí a Lana Parrilla. Ella es la única persona que ha logrado hackear mi sistema, que me ha engañado, todo había ido sobre ruedas con ella los primeros tres años de relación pero, a la larga, me di cuenta de la verdad.

A ojos de todos, Lana Parrilla es esta atractiva y simpática actriz neoyorquina con raíces latinas, sonriente las 24 horas del día, divertida y amable, pero a mí ya no me engaña, yo veo a la Lana Parrilla real. Una mujer cínica, con afán de protagonismo y bienqueda. Una mujer incapaz de posicionarse, egocéntrica y narcisista. Eso es Lana Parrilla y yo no puedo verla ni en pintura. No nos equivoquemos, estoy muy feliz por renovar mi contrato, estoy eufórica en realidad, y encantada de reencontrarme con mis compañeros, pero Lana es una mujer con la que prefiero no cruzarme demasiado. Lo cierto es que he aceptado el trabajo porque, ahora que Emma y Regina recorren caminos distintos, no creo que tenga que filmar muchas escenas junto a ella.

Secretos de rodaje [Morrilla]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora