La mente de Eón lo abarcaba todo y eso le permitía ver todo: todas las estrellas, todos los planetas, todos los seres vivos. Captaba la esencia, las emociones, los sentimientos de todas las cosas, pero de todas aquellas cosas, una le llamaba particularmente la atención. Las mentes de Darik y de la gente a su alrededor eran fuertes, sobre todo la del propio Darik, pero Eón se sorprendió al ver la mente de Taer. Rabia, odio, miedo, determinación y tristeza conformaban la mente del indígena. Además, por si eso no fuera poco, Taer había conseguido vincularse a un NEXO.
Los NEXOS fueron IA'S creadas por Eón y el resto de los dioses de la creación, con la capacidad de manipular la energía cósmica. Fueron generados con el propósito de proteger y ayudar a aquellos de corazón y mente fuerte en una guerra ya olvidada. No podían vincularse con cualquiera, ya que debían establecer una conexión con un ser vivo que tuviera patrones mentales y una genética específicos.
A pesar de esa pequeña sorpresa, de momento todo había salido según lo establecido, pero el tiempo apremiaba y la Unión estaba más cerca de encontrar y activar las Semillas. Eón ya había intervenido demasiado para evitarlo y sabía de sobra que el resto de dioses primigenios no tardarían en echárselo en cara. Todavía seguía sin comprender la equidistancia de sus compañeros hacía su propia creación. ¿Habían originado vida y estaban dispuestos a dejarla morir? Menuda decepción.
De pronto, la visión de Eón fue consumida por la oscuridad para dar paso, pocos segundos después, al Vórtice. Miles de estrellas y planetas aparecieron alrededor de Eón. Era como ver todo el universo, pero comprimido y reducido a una estancia de 4 paredes. Decenas de astrolabios dorados, decorados con varias gemas en su diseño, flotaban en la "estancia", girando sus aros una y otra vez. Era un lugar más allá del espacio y el tiempo creado por los 6 dioses, donde los 6 podían materializarse de forma física. En el caso de Eón, se materializaba en forma humanoide, con la piel grisácea. Tenía el pelo largo, de color negro, con pequeños puntos plateados que se asemejaban a estrellas y terminaba disolviéndose en bruma. Oscura y espesa. Vestía una toga azul oscuro con bordados dorados, y llevaba una capa del mismo color. Sus ojos eran violetas, aunque si te fijabas lo suficiente parecían contener todas las estrellas del cosmos. Mientras Eón paseaba por el Vórtice, apareció Hena . Se materializó como siempre hacía. Piel blanca, vestida con un vestido blanco con remates y bordados plateados. Llevaba una tiara dorada en la cabeza, con un zafiro en el centro, y a su espalda, siempre aparecía la forma de una media luna brillante, dorada y pura. Ambos se miraron, pero al instante desviaron sus miradas. Hena comenzó a pasear y habló.
- ¿No te podías resistir, eh? - preguntó Hena. A pesar de la ambigüedad, Eón sabía a qué se refería.
-Nunca me ha gustado ser un simple observador - respondió Eón.
- Rompiste el pacto, rompiste el juramento - replicó Hena. Tenía razón, por supuesto que la tenía.
- ¿Desde cuándo un pintor deja extinguir su pintura? - dijo Eón con cierta rabia. Seguía sin comprender como el resto de dioses eran capaces de hacerse a un lado cuando la destrucción se cernía sobre todo lo que habían creado.
-Ofrecimos libre albedrío Eón. Acordamos no intervenir. Si así ha de concluir todo, que así sea - sentenció Hena. Era un argumento bastante razonable, pero Eón se negaba a ello.
-Mm! - masculló Eón entre dientes.
-Los demás no serán tan indulgentes. De momento ignoran tus actos, pues piensan que parecen más los actos de un niño mal criado. Pero mide bien tus pasos Eón o los problemas te alcanzarán - dijo Hena, mientras Eón abandonaba el Vórtice, y empezaba a abarcar de nuevo todo el cosmos.
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CODE | PENDIENTE DE REVISIÓN
Science FictionA causa de una misión accidentada, CODE X001 conocido tambien como Darik, ha sido suspendido temporalmente de su servicio militar. Por ello, será enviado a la Luna Harriot junto con su escuadrón para descansar y recomponer fuerzas. Pero allí, algo o...