Yoongi regresó a la casa absorto en la situación, Hoseok estuvo frente a él y se desintegró como arena ante su toqué. Esa imagen le dio vueltas en la cabeza hasta que Jimin le sacudió el hombro.
— ven conmigo.— Jimin le tomó de la mano hasta llevarlo al jardín, y con ambas manos lo empujó para que se sentará sobre el pasto.
—En ese hueco de ahí sembraras la mejor rosa azul de tu vida, quiero que sea saludable con espinas como púas, polen agradable y tan azul como el mar nocturno.
Yoongi le vio fastidiado haciendo ademanes entre palabras.— No soy un hada de flores, niño tonto.
Jimin se tiró sobre el pasto, a su lado.— Tu me enseñaste a cultivar rosas azules.—pestañeo hasta darle un golpe en la pierna a Yoongi con el puño cerrado.— ahora debes hacerlo de nuevo.
Yoongi se dejo caer ahí mismo alzando la mano.
—¿Te devuelvo esto?— movió el dedo en el cual se encontraba el anillo.
Jimin sonrió al recuerdo.
—Aun no.
Yoongi se giró apoyando la cabeza en su brazo.
—Mis pensamientos son una laguna ahora, ¿sabes?—Jimin colocó ambas manos sobre su estómago.—Es raro estar aquí y no esperar a que alguien venga a obligarme por algo que me aterra.
—Como todo.— Jimin toco la frente de Yoongi a través de su cabello descolocado.— No se lo que sientes pero seguro que no encontraras la paz que buscas.
—Ni siquiera busco algo específico.—Jimin halo su cabello quedando tan cerca que la respiración se le cortaba volviéndose cálido.
—¿Planeas tenerme entre tus labios de nuevo?— Yoongi rió seco.
—Solo besame esta vez, por favor.— Jimin dejo caer ambas manos sobre el pasto a la altura de su cabeza esperando por ese toque, cerro sus ojos.
El toque frío de los labios contrarios fue como recordaba. No era algo exacto, solo era como comer sin llevar algo por su garganta. Los chasquidos se matizaron con sus pensamientos. Era lo que pensaba, al no poder diferenciar entre un acto natural y su costumbre. Le abrazó por los hombros haciendo que ambos se levantaran.
Yoongi se separo de él, Jimin se limpió la boca con el dorso de su mano.
—Quiero convencerme de que no eres comida.
Jimin se encogió de hombros.
—Incluso en tus labios puedo sentir los latidos de tu corazón.
Jimin le sonrió de nuevo, dando pasos en reversa.
—Si tu y yo no fuéramos nosotros quizás nos hubieramos enamorado.—Yoongi le señalo al sol.
—¿A que viene eso?
—Al brillo en tus ojos, después de todo, aun estas vivo.
El sol estaba a punto se desaparecer tras los montículos de tierra y vegetación como cada tarde.
—¿Entonces me amarías?
—Te regalaría rosas azules en los días que te viera porque de seguro yo estaría trabajando en el equipo de Fisher.
—¿Porque puedo verlo claramente? A ti llegando por una puerta con ese ramo y una bata blanca, solo cierro mis ojos y...
— Porque mientras vivas todo puede ser soñado.
Jimin dio unos pasos mas reflejándose en el último rayo de sol
—¿De pronto lo pensaste?
Jimin espero una respuesta pero se encontró solo, las luces en la casa se fueron encendiendo una a una.