Alien Evolution System [1]

Capítulo 24:

Capítulo 24 - Casus Belli

Lord Zoll contempló la pila de cuerpos y partes de hobgoblin rojos y blancos apilados en alto.  Los cuerpos aplastados de goblins más pequeños salpicaron la pila y se formó una película de sangre debajo, goteando hacia afuera.

"Dámelo", dijo Zoll, con la voz chirriante.  En un tono nivelado, pero con una fuerza burbujeando debajo de él que hizo obvio que estaba listo para explotar en un grito en cualquier momento.  "Ahora."

"C-por supuesto, mi señor", dijo Hrunt mientras arrastraba los pies al lado imponente de Zoll, encorvando aún más la espalda y bajando la cabeza en una reverencia mientras sostenía una antorcha.  Su cabeza de llama parpadeante brillaba a pesar de la luz que apagaba los oscuros bosques, creada mágicamente por el mismo esclavo.

Zoll le arrebató la antorcha a Hrunt.  La madera crujió en su agarre cuando la arrojó a la pila, incendiando los cuerpos.  Los bichos de este bosque no se aventuraban a salir a la luz, pero las pocas veces que lo hacían era cuando el olor de los cadáveres superaba su miedo instintivo a la luz.

El fuego se apoderó rápidamente de los cadáveres, extendiendo sus lenguas calientes a través de los muchos cuerpos hasta que crujió y rugió en un remolino de llamas.  A la luz alimentada por sus hombres muertos, Zoll contempló el campamento que había estado construyendo durante semanas.

Ruina total.

La mitad de las tiendas y fuerzas del campamento destruidas, el suministro de alimentos y agua destrozado y pisoteado.

El propio campeón, la fuerza militar más fuerte entre ellos, más fuerte en combate directo que incluso el propio Zoll, se había ido.

Shun, el segundo más fuerte, se fue.

Ganth, el líder secundario del contingente de la tribu Frostskull, se fue.

Ni siquiera queda un cadáver de ellos para que Hrunt intente reanimarlo.

—Mi señor —dijo la voz envejecida pero aguda de Hrunt—.  "Deberías haber visto la devastación que el familiar del hechicero causó en nosotros. El campeón que respetabas cayó así.

Sin embargo, yo, con la magia que he aprendido durante muchos años, derribé a la bestia.  Sé que no es mi lugar, pero ¿quizás podrías considerar otorgarme un puesto más alto?"

Zoll no le dirigió a Hrunt ni siquiera una mirada antes de enviar al esclavo retorciéndose en el suelo con un revés en la cara.  Hrunt gimió de dolor mientras se tapaba la boca sangrante con las manos marchitas.

"La bestia aún vive. El hechicero con el que se suponía que debías hablar nos golpea. Se suponía que habías estado en este campamento una hora antes. Si hubieras seguido tus órdenes, tal vez no tendríamos treinta duendes muertos y un campeón caído.

¿Sigues deseando una recompensa, tú, miserable, despreciable y miserable anciano?  Tengo uno en mente para ti." Zoll tomó la gran espada en su brazo izquierdo y la levantó en alto, una sombra opaca de muerte se proyectó sobre Hrunt.

"Por favor, perdóname, mi señor", murmuró Hrunt a través de los labios sangrantes mientras se arrastraba hasta una posición postrada.

Zoll bajó la gran espada.  No podía permitirse más pérdidas.  "Los humanos vendrán por nosotros. Saben que estamos aquí ahora. Su aldea al sur es una cosa pequeña y débil destinada a ser conquistada, pero ahora que conocen nuestro número, reunirán sus fuerzas.

La Liga de Aventureros levantará su fea cabeza en nuestra dirección".

"¿No deberíamos retirarnos?"  dijo Hrunt.  Zoll lo miró y Hrunt se estremeció y levantó las manos en señal de súplica.