capítulo seis

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«𝙰 𝚜𝚞𝚜 𝚘́𝚛𝚍𝚎𝚗𝚎𝚜 𝚙𝚊𝚝𝚛𝚘́𝚗»

•-Capítulo seis/[06]🌺

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Dos chicos casi de la misma altura caminaban juntos cerca uno del otro, era una tarde nublada, pero hermosa; El chico de mayor altura era el peli-negro, y el contrario, el cual era un poco más pequeño, era el rubio, Pip.

Ambos estaban caminando en un silencio un tanto incómodo.

—(Yo debería estar trabajando en la mansión .)—Pip se quedó pensativo.—(¡Oh, vamos! es para que puedan cumplir el requisito, entabla una conversación con él... O algo.)—Se mordió el labio un poco preocupado y un tanto nervioso.

Miró de reojo al chico de su lado y rápidamente desvío la mirada en cuanto Damien hizo contacto visual con él, más incómodo no podía ser.

Pip estaba tan distraído en sus pensamientos que no se fijó en donde chocó.

—¿Sabes que Satán va a matarte si llegas todo empapado de mierda a la mansión?—Damien alzó la ceja derecha con un poco de disgusto y curiosidad.

—¡P-Por supuesto que sé eso!—Se ruborizó de la vergüenza.—Solo estaba pensando.

—¿Ah, sí?—Damien sonrió.—¿En qué pensabas tanto?—Preguntó, a lo que Pip se puso un poco tenso, sin saber como responder.—¿O en quien pensabas, eh?—La sonrisa de Damien se agrandó.

—E-Eh, y-yo.—Intentó pensar en algo rápido, estaba tan avergonzando que no se atrevía a revelar que fue en como entablar una conversación, algo estúpido.

—¿O es qué pensabas en mi?—Damien lo miró de manera perversa, esto detuvo los pensamientos de Pip e hizo que se colorara cada vez más y más del tono rojizo.

Y los pensamientos de Pip quedaron en blanco.

[. . .]

—Eres un gran imbécil, tuve que bañarte con ropa para que al menos no se vea a simple vista que pisaste mierda.—Mencionó Damien al contrario mientras seguía tallando los zapatos de este para limpiarlos.

—S-Si, perdón.—Se rascó el cuero cabelludo con vergüenza, parecía que iba a darle taquicardia en cualquier momento al pobre chico nervioso.

Mientras esto sucedía, Estella y los demás estaban recobrando fuerzas para seguir con la mansión, parecía sencillo reconstruirla ya que eran albañiles profesionales. Pero era una mansión jodidamente enorme, eso no lo esperaron nunca, en fin, esperen las cosas inesperadas de Satanás.

Volviendo con los otros dos; Damien había acabado de limpiar, y se dirigían a la mansión,de vuelta.

—¿Sabes que eres muy estúpido e imbécil por no fijarte en donde cam-...¡AYY!—Soltó un grito a lo marica,se había chocado con algo,o alguien.

Pip río.

—Karma~.—Dijo como venganza, y al ver a donde había chocado, vió a otro tipo rubio, al parecer él y Estella no eran los únicos rubios de la colonia.

𝙰 𝚜𝚞𝚜 𝚘́𝚛𝚍𝚎𝚗𝚎𝚜 𝚙𝚊𝚝𝚛𝚘́𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora