Capítulo ocho

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«𝙰 𝚜𝚞𝚜 𝚘́𝚛𝚍𝚎𝚗𝚎𝚜 𝚙𝚊𝚝𝚛𝚘́𝚗»

•-Capitulo ocho/[08]🌺

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Estella, Gregory, Christophe, Pip y Tweek hablaban tranquilamente, exceptuando a Tweek; El cuál temblaba como perra loca. Se decidieron a seguir trabajando, esta vez en el techo.

Pero Tweek decidió quedarse lejos de ellos, más específicamente en la sala de estar.

-Oigan ¿y si nos suicidamos?-Preguntó Christophe aprovechando la oportunidad de lanzarse.-¿Qué dices Estella?

-No sean idiotas.-Respondió secamente mi espos- ...La chica rubia.-Mejor pongan sus malditos esfuerzos de mierda en la reconstrucción y nos iremos más pronto a casa.

-Yo si jalo a lanzarme, mi amor.-Se abalanzó totalmente de joda al edgy.

Estella rodó los ojos, pero estaba sonriendo inconscientemente al verlos divertirse, y Pip notó eso, se sintió feliz al verla divertirse.

Pronto, se escucharon golpeteos en la puerta de la gran mansión, Satanás desvío un poco la supervisión de los albañiles y atendió; Al hacerlo, vio un chico de cabello negro, con un rostro un poco engreído.

Pero habló con seguridad.

-¿Se encuentra aquí un rubio?-Alzó la ceja.

Satanás sin interés, solo mostró tres dedos de indicio de que se encontraban tres, no uno. Pero accedió a darle permiso a guiarlo a ellos.

En la sala de estar, se reencontró con Tweek.

-¿Estás bien?-Se alzó a él preocupado hacia al chico de cabellera rubia.-Si no es así, entonces me aseguraré de.-Lo interrumpió Tweek.

-Está bien, Craig.-Se ruborizó un poco al tenerlo demasiado cerca.-Con tu presencia estoy más que bien.-Lo abrazó en un acto de cariño y seguridad, lo hizo sentir confiado, a lo que Craig le correspondió el abrazo, sonriendo un poco extrañamente.

Satanás decidió irse.

[. . .]

Mientras ambos chicos pasaban el rato, decidieron marcharse de la mansión; Tweek le platicaba de lo que sucedió de mientras, desde el golpe/tropiezo con Damien, hasta la amabilidad de Pip.

Craig escuchaba todo con su cara de culo, pero le tomó más importancia de que no estalló en ansiedad su novio. Tweek al sentirse culpable al no mencionarle nada a Pip, decidió marcarle, sí ,Pip le pidió su número de teléfono.

El bolsillo de Pip empezó a resonar, casi de inmediato lo tomó.

-¿Eh?-Miró de quien se trataba la llamada.-Estella, ahora vuelvo.-Le sonrió y se acercó a un lugar solitario de la mansión, lejos de ellos, lejos de Satanás; para hablar en paz.

Finalmente, respondió la llamada.

-¿Qué sucede, Tweek?-Contestó con curiosidad, mientras el otro chico rubio le contaba su marcha de la mansión, empezaba a escuchar algo raro.

Tanto, que tuvo que cortar la llamada.

-Sí, Tweek te entiendo.-Suspiró.-Pero debo irme, más tarde me cuentas, adiós, y saludos a... ¿Craig?-Se confundió con el nombre, no se lo memorizó, en fin; Cortó la llamada e investigó de donde provenía ese ruido, hasta que lo descubrió.

Eran llantos, del cuarto de Damien.

𝙰 𝚜𝚞𝚜 𝚘́𝚛𝚍𝚎𝚗𝚎𝚜 𝚙𝚊𝚝𝚛𝚘́𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora