capítulo doce

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«𝙰 𝚜𝚞𝚜 𝚘́𝚛𝚍𝚎𝚗𝚎𝚜 𝚙𝚊𝚝𝚛𝚘́𝚗»

•—Capitulo doce/[12]🌺

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Al entrar a la taquería, lo primero que vieron fue a una chica de cabello castaño, era la única en todo el lugar estando nerviosa; Confundidos, se acercaron a ella.

—¡Hola! Disculpe ¿sabe quien es el encargado de este lugar?—Preguntó Pip por Damien, a lo que le dio un pequeño empujón, susurrándole.—Vamos, dime que vas a querer.

Damien mostró su cara de culo.

—Anímese, carnal.—Le sonrió.—Ay no, se me esta pegando el vocabulario de Gregory y Chris.—Miró de vuelta a la chica; La cual estaba incómodamente nerviosa mirándolos.

—S-Sí, soy la encargada, Jaja.—Río nerviosa.—¿Qué se les ofrece?—Mordió su labio inferior.

—¡Unos tacos de trom-...—

—Si se puede, unos tacos de trompo.—Damien interrumpió épicamente a Pip.—Ups ¿decías algo?—Sonrío con burla y se encogió de hombros.—

Pip suspiró.

—Cinco tacos de trompo ¿señorita...?—Preguntó esperando a que diga su nombre, pero ella parece ser que se había ido apenas escuchó la orden.—Oh.

—La suerte me sigue.

Mientras ambos se sentaban en las sillas disponibles y jugueteaban con servilletas de la mesa (especialmente Pip) el silencio incómodo los invadió; Hasta que él habló.

—Oye, Pip.—Llamó a su acompañante rubio, el cuál lo miró con curiosidad.

—¿Sí? ¿que sucede, Damien?

A lo que momentos atrás, Damien recordó.

—¿Qué significó ese "Si"?—Preguntó refiriéndose a la respuesta anterior de Pip.

[. . .]

Estella, Gregory y Christophe estaban descansando en el sofá después de un trabajo tan difícil; Cosa que los había motivado a acabar cuanto antes, se cumplió pues terminaron los tres en máximo media hora.

—Joder, ya no deseo trabajar aquí.—Tragó saliva Estella.—¡Eso fue una mierda, literalmente! no volveré a limpiar un baño llenó de diarrea en toda mi vida, prefiero morir.—Se frustró tomando su propio cabello con ambas manos.

—Tranquila.—Cristophe habló.—Prefiero ver sangre brotar por las venas de la gente que esa mierd-

—Sí, sí, lo sabemos ¡no hace falta ser edgy en un momento como este! estamos descansando, pedazo de ojete.—Gregory le reclamó a Christophe mientras se empezaban a mirar ambos con rabietas.

—Ajá ¿y a ti e que te afecta, vieja zorra?—Se puso en defensa el otro chico.

—Díos, ya van empez-...—Estella abrió los ojos y se detuvo de hablar al ver a Satán frente a ella.—Quiero decir, oh Satanás, ya van a empezar.—Rodó los ojos frustrada.

—¿Satanás?—Pronunciaron ambos chicos al mismo tiempo y se separaron casi al instante para comportarse.

Él demonio mayor los miró a los tres.

—Ustedes ¿saben donde esta mi hijo, Damien?—Desvió la mirada con cansancio, las ojeras eran demasiado visibles, era claro que no había dormido, y mucho menos se encontraba bien.

Y ellos lo notaron.

—Oh, sí.—Cristophe estaba a punto de hablar más.

—Fue a cenar con Pip, nuestro amigo el rubio, así que él esta totalmente cómodo comiendo, no se preocupe, patrón.—Estella dijo esto último con desagrado.

𝙰 𝚜𝚞𝚜 𝚘́𝚛𝚍𝚎𝚗𝚎𝚜 𝚙𝚊𝚝𝚛𝚘́𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora