𝙰 𝚜𝚞𝚜 𝚘́𝚛𝚍𝚎𝚗𝚎𝚜 𝚙𝚊𝚝𝚛𝚘́𝚗

Capítulo dos

«𝙰 𝚜𝚞𝚜 𝚘́𝚛𝚍𝚎𝚗𝚎𝚜 𝚙𝚊𝚝𝚛𝚘́𝚗»

•—Capítulo dos/[02]🌺

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Después del gran escándalo que se armó, Satán miraba de forma un poco distinta al chico rubio: Pip; y aunque le hayan rogado piedad, seguía observando a Estella con odio. Por supuesto, con una pequeña cadena al brazo que era lo suficientemente larga como para hacer un viaje de 9 Metros. No es demasiado pero ¿que se le hace? son desconocidos para él; Damien, el pequeño chico híbrido humano, detestaba tener a ambos "rubiesitos" en su mansión.

Era extraño, quería que se marchasen; Pero a su vez sentía curiosidad, si los vigilaba un poco, para estar lejos de su padre ¿qué pasaría?

Por favor, marchense.

—En resumen ¿ustedes pueden mejorar mi maldita mansión?—Miraba Satanás con una ceja alzada a Estella. —¿Esta maldita criada lo hará?—Miró a Pip.

—¡S-si,señor!—Tartamudeó el chico. —Haremos todo lo posible.—Lo juramos.

Estella solo rodó los ojos, odió haber manifestado a Satán con su estúpida historia; Pero el chico rubio se mantenía firme, o eso intentaba.

—Pero, primero necesitamos más gente. —Habló. —¿Nos dejaría ir por ellos?—Suplicó al demonio mayor. —No haremos nada malo. —Satán lo miró.

[. . .]

—Gracias a ti estamos en esto. —Recalcó Estella.—¡¡Satanás es un gran hijo de puta, ojalá se lo trague su propio maldito y culero infierno!!—Soltó su rabia la chica hacia su amigo, mientras se agarraba el cabello con fuerza.—Ni loca trabajaré para ese obeso.

Pip la miró.

—Oh vamos, Estella.—Sonrió dulcemente.—Te salvé la vida, ahora mismo quizás hubieras sido desayuno para su hijo.—Rió.—Anímate, solo vamos por ellos.

—¿Gregory y su compañero de mierda?—Estaba enfadada,como para hablar sin estupideces.

—¡Sip, el topo!—Mostró una sonrisa de dientes el chico; pero de inmediato la borró al ver que su amiga estaba sin emoción alguna.—O quizás... hablemos del hijo de Satanás.

—¿Ese mocoso? es un idiota.—Cerró los ojos sin decir nada más,y suspiró.—¿Por qué hablas de él?

—Parecía un poco desconcertado al vernos, me di cuenta de su presencia.—Sonrió nuevamente, si que parecía bipolar; A lo que su amiga abrió los ojos.—Supongo que tú también.

—Sí, por eso digo que es un idiota.—Estella y Pip estaban mirándose al hablar, sin fijarse que la cadena llegó a su límite y los empujó hacía atrás a ambos.—Maldita cadena ¿como se supone que encontremos a esos dos idiotas?

—Bueno, pues.—Pip intentaba encontrar una solución hasta que al mirar frente a él, se encontró un rostro conocido.—¿¡G-GREGORY!?—Estella estaba maldiciendo a todos en ese instante.