Etapa 2

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¿Conocen de esas historias? Las que cuentan sobre una relación entre una chica y su pareja que termina en un accidente, donde esta termina embarazada por un descuido. La chica es la más afligida, por dios, era ella la que cargaba al bebé en su vientre. Y debía decirlo a sus padres o ocultarlo hasta que se volviese demasiado obvio como para seguir mintiendo. También depende de la historia, pero casi siempre está el miedo de tener que decirlo, de explicar que estaba embarazada y de admitirlo para si misma.

Algo así lo sintió Katsuki por su cabeza. La diferencia estaba en que él no era una chica, pero era lo mismo. Abrumado con saber que ahora cargaba a un parásito en su vientre.

¡No tenía sentido! ¡Nada tenía sentido!

Tuvo que estar otro rato más en el hospital debido a que habían llamado a Recovery para que pudieran chequearlo adecuadamente. Según ella, todo estaba bien con su cuerpo, pero que por lo 'inusual' de su condición (por decirlo de cierta forma) lo hizo jurar que iría cada mes a hacerse un análisis.

Tuvo la poca vergüenza de darle una bolsa llena de toallas higiénicas femeninas. No supo si agradecerle o ponerse a llorar de lo humillado que se sentía mientras la mujer explicaba el correcto uso de estas y los diferentes tipos delante de los otros dos idiotas que parecían igual o peor de abochornados que él.

No es como si a un hombre lo hubiesen preparado para tener una especie de pañal rozando su culo. Solo atinó a murmurar un 'gracias', ocultándose en la almohada que tenía al lado. Ni para aferrarse a su marido tenía ganas.

—Esto del embarazo masculino es nuevo para todos, joven. Así que creo que sería bueno prestarte más atención, no sabemos que pasará durante los siguientes meses y hay que ser precavidos al respecto— explicó—. Espero no te moleste que tengamos que estudiar tu progreso durante estas semanas, de verdad.

Se sentía como una rata de laboratorio. Pero entendía completamente lo que quería decir la mujer, y eso también le molestaba.

—Eh... sabes que no es necesario que, bueno, tengas que cargar con esa responsabilidad— trató de consolarlo Natsuo, llamando la atención tanto de Shōto como la de él—. Hay opciones. Puedes... deslindarte del cuidado del bebé ni bien nazca, o, incluso antes... en Japón siempre que exista una razón válida se puede tomar esa opción. Aunque claro, probablemente sea diferente en hombres por la ubicación del útero...

—Natsuo...— Shōto advirtió mientras miraba disgustado a su hermano.

—Es correcto— suspiró Recovery Girl, interrumpiendo la pequeña disputa que pudo haber iniciado entre los hermanos—. Personalmente no lo recomendaría debido a que estaríamos trabajando a ciegas. Sin embargo, eso no es algo en lo que yo pueda decidir. Como adulto, tu debes decidir si hacerlo o no. Nadie te va a obligar a nada, espero lo entiendas.

Eso fue lo último que recuerda haber escuchado. Se subieron al automóvil del de ojos desiguales y partieron a casa en silencio. Ambos tratando de procesar la bomba de información que tenían entre manos. Era el silencio de Shōto lo que lo ponía aún más nervioso, si era honesto. Estaba acostumbrado a ese contacto que tenían entre ellos que verlo casi igual que callado que la primera vez que se conocieron lo dejó incómodo.

Sabía que él también estaba pensando en todo lo ocurrido, no lo ignoraría solo por gusto propio, así no era él. Pero se sentía necesitado, necesitaba que Shōto le dijese que todo estaba bien y que lo amaba. Que lo abrazara y le diera algún dulce para comer, y quedarse en cama sin hacer nada hasta quien sabe cuándo.

... ¿Desde cuándo se volvió tan sensible?

Trató de quitarse esos pensamientos de la cabeza, maldiciendo a sus adentros. Debía de ser por culpa del maldito crío que tenía dentro, quiso creer. Había escuchado que las mujeres embarazadas solían ser muy sensibles durante su periodo de gestación. Sería lo mismo en hombres, ¿no? Por tratar de buscarle algo de lógica a todo eso.

Call me fatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora