Capítulo 11: Bajo las estrellas.

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Félix al tener demasiado cerca a la princesa, comenzó a ruborizarse un poco, desviando la mirada. Sonriendo con orgullo por su esfuerzo, comenzó a mirar hacia el cielo. Cómo las aves pasaban hacia una sola dirección, su hermano mayor comenzó a acercarse, tocando su cabeza y revolviendo su cabello.

—Lo hiciste bien.

—¿Demasiado bien?. —Cuestionó Félix, demasiado feliz.

—Claro que sí. —Respondió la princesa rápidamente.

—Oh, vaya. Está por atardecer. ¿No es hora de que nos vayamos?. —Cuestionó Darek.

—¿Después de casi seis horas de su entrenamiento? Vámonos antes de que anochezca. —Respondió Alexis, dando un profundo suspiro y sonriendo orgulloso por su hermano.

—¿Seis horas?. —Cuestionó Félix en su mente, demasiado sorprendido.

Después de terminar de hablar todos, Darek, Félix y Diana se pusieron los collares blancos de caballos, mientras Alexis se pone el negro. Félix acomoda su maleta, mirando a su hermano mayor y de reojo hacia la princesa Diana. Darek solo suspira acomodándose su túnica. Los demás hicieron lo mismo, mientras Diana estira su mano hacia Félix, sonriendo tiernamente.

—Sabes que tenemos un lugar adonde ir. —Susurra.

Félix solo asiente con la cabeza, tomando la mano de la princesa, y susurrando: —Entendido.

Alexis se acomoda bien el collar, mirando hacia el cielo. —Como el viento, hasta el último momento.

Félix, Diana y Darek comienzan a irradiar un aura totalmente blanca que envuelve sus cuerpos, disipándose lentamente en pequeñas esferas que giran alrededor de Alexis. Mientras tanto, en él, emerge un aura completamente negra, transformándose en un caballo negro que galopa por el cielo, emitiendo un fuerte relincho. Las esferas comienzan a girar alrededor del cuello del caballo, que corre velozmente por los cielos. El paisaje desde esa altura es sublime; se aprecia toda la naturaleza, con personas cultivando en campos lejanos y otros cuidando de los animales de la granja. El tren avanza a la misma velocidad que el caballo en el que están montados.

Finalmente, llegan a la entrada del reino, observando cómo las personas se mueven de un lado a otro. Algunos niños corren, mostrando habilidades especiales entre ellos.

—¿Su futuro implicará tener algún poder?. —Cuestiona Félix.

—Eso depende de la madre o el padre. —Responde rápidamente Alexis.

—¿Qué quieres decir con eso?. —Insiste Félix.

—Si uno de los padres tiene algún poder, los hijos lo heredarán. —Interviene Darek en la conversación.

—Entonces… ¿por quién de nuestros padres tenemos esta magia nosotros?. —Félix sigue con sus preguntas.

—Por ambos. Mamá y papá —Responde Alexis.

—¿Y por qué...?. —Comienza a preguntar Félix, pero es interrumpido por Diana, quien pone su dedo índice en su boca.

—¡Sin preguntas!, ¿De acuerdo?

Félix asiente con la cabeza, sintiendo cómo la mano de la princesa se retira de su boca. —Lo siento.

Alexis solo sonríe, mirando detenidamente hacia atrás. Luego se vuelve hacia los demás, dirigiendo su mirada a Darek. —¿Pueden adelantarse? Llegaré un poco tarde. ¿Entendido?.

Félix y Diana asintieron con la cabeza, continuando su camino mientras observaban cómo Darek y Alexis tomaban otro rumbo. La princesa y el niño miraban a su alrededor, notando cómo los puestos del mercado se despejaban lentamente, dejando espacio libre para caminar en línea recta. Se detuvieron junto a la fuente, observando cómo las personas se congregaban a su alrededor.

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