Capítulo 5

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Cuarto deseo de la lista: Adoptar a un perro.

El ruido incesante de una máquina despertó a Lucía que se encontraba totalmente desorientada. Abrió los ojos intentando acostumbrarse a la luz para darse cuenta de que estaba en una habitación de hospital. Apenas recordaba lo último que le dijo a su madre y nada más. Estaba conectada a un suero y se quitó el respirador pero al cabo de unos segundos le faltaba el aire así que indignada por la situación se lo colocó nuevamente.

—Despertaste ¿Cómo te sientes? - Una enfermera pelirroja se asomó por la puerta.

—Creo que bien, me duele un poco la cabeza ¿Qué ha pasado?

—Es normal porque te diste un buen golpe pero en los estudios está todo bien....- Dijo un poco dudosa y Lucía presentía que no estaba todo muy bien - Dejaré entrar a tu familia.

No pudo si quiera preguntar algo más ya que la enfermera salió de ahí rápidamente evitando que le preguntaran otra cosa.

—Hija ¿Cómo estás? - Los ojos llorosos de Licia se encontraron con los de su hija.

—¡Cielo! - Mark apareció detrás de su madre.

—Ay Lu que susto nos diste - Y finalmente Carl.

—¿Pueden explicarme qué ha pasado? Estoy bien solo me duele un poco la cabeza - Contestó Lucía ya irritada por la preocupación excesiva de los demás.

Se acomodaron alrededor de ella y Carl relató todo lo sucedido después del golpe en la cabeza.

Fue un tormento salir de donde se encontraban pero gracias a la hospitalidad de la gente pudieron acudir a urgencias, lugar donde sedaron a Lucía para luego trasladarla a su ciudad. Sus padres se encargaron de cambiar los pasajes de avión para volver luego de un viaje totalmente fugaz.

—Pero hay algo que no me están diciendo ¿Verdad? - Preguntó curiosa y se miraron entre los tres.

—Creo que la doctora es la indicada para hablar contigo.

Sus padres besaron la frente de su pequeña y Mark depositó un casto beso en sus labios susurrando un "todo está bien"  que la dejó un poco más tranquila.

—Hola Lucía que bueno verte ¿Cómo te sientes?

—Hola doc me siento bien pero lo mejor es que usted vaya al grano y me diga que está pasando conmigo.

—Si y para tu suerte no es nada malo - Se acercó a la cama de Lucía buscando las palabras para convencerla - Hay un nuevo tratamiento...

—Mi respuesta es no y tú Carmen lo sabes más que nadie.

—Piénsalo ¿Si? Puede ser una nueva oportunidad e incluso podrías dejar de usar el respirador.

—Carmen lo único que logrará ese tratamiento es alargar mi estadía ¿Por cuánto? Un par de meses y nuevamente voy a enfermar, agradezco tu preocupación pero no pasaré por ningún tratamiento más.

—No perdía nada con intentarlo - Aceptó Carmen. A pesar de que guardaba un rayo de esperanza en que Lucía dijera que sí.

—Siempre estaré agradecida de como me has ayudado pero esto es todo. 

La miró apenada y sin decir nada salió de la habitación.

Lucía tenía muy en claro que Carmen y su familia lo hacían por su bien y porque la querían pero ella tenía claro que no iba a extender su estadía en la tierra a base de tratamientos que posiblemente no harían ningún efecto en su cuerpo. Tenía más que aceptado que su tiempo se iba reduciendo.

La lista de los deseos (Actualizando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora