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vi. yoshija
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Han existido varias tragedias en el mundo de la hechicería, y todas comparten un factor en común: que sin importar quién sea el ganador, siempre debe de haber una muerte. A los Yoshija fue la misma muerte quien les condenó.
Nori sabía a la perfección la trágica historia que acompañaba a su apellido. Aquella leyenda que para otros podía parecer nada más que otro relato desafortunado y que para ella era un recordatorio de que sin importar cuanto se esforzase, las personas siempre recordarían los errores del pasado que habían terminado por teñir de rojo sus manos inocentes. La mayor desgracia en su vida fue conocer la historia de cómo sus antepasados habían terminado por asesinar al cuarto gran clan de la hechicería.
La mayoría de los individuos que poseían conocimientos sobre el mundo maldito sabían la historia de como el Clan Kimura fue exterminado de la noche a la mañana por los integrantes del insignificante Clan Yoshija; y también que había sido uno de ellos él que confesó el crimen en un intento de buscar el perdón y misericordia de los clanes restantes, y como eso le había llevado a eliminar a su propia familia con tal de ganar una segunda oportunidad.
—Supongo que ya sabes la historia, ¿no es así? Sé que es bastante popular, pero incluso a pesar de ello no la escuche hasta que mis padres consideraron que era los suficientemente mayor como para comprenderla—puede sentir la mirada de Nobara sobre ella a pesar de no estarla viendo. No se siente incómoda, pero teme por la reacción que su compañera pueda tener ante sus palabras—. Mi familia asesinó a uno de los clanes prestigiosos, el Clan Kimura. Nadie sabe aún los motivos que los guiaron a cometerlo. He escuchado todo tipo de teorías, algunas dicen que alguno de los otros clanes los mandó a hacerlo, y también me sé la versión en la que todo fue un acto desesperado para no quedar en el olvido.
—¿Y tú por qué piensas que lo hicieron? —ya se había cuestionado eso, y ahora que la anaranjada le había dado paso a responder esa incógnita, sentía la necesidad de encontrar una respuesta para darle. No tenía una, pero en verdad le gustaría tenerla.
—No lo sé. Busqué información sobre los Yoshija de antes del incidente, pero no hay nada útil. Es como si la relevancia hubiese venido después del desastre—un suspiro pesado se escapa de sus pulmones. Siente como si se transportara a las tardes enteras que pasó investigando más sobre su pasado en textos tan antiguos que eran apenas legibles, sin mencionar que la mayor parte de ellos estaban escritas en una manera extraña que le era imposible comprender—. A veces pienso que hay algo más que mantuvieron oculto. ¿Por qué le darían una oportunidad de vivir a uno de los culpables a cambio de que asesinara a su familia? Ellos podrían haber terminado con ellos y el problema se hubiese resuelto, pero en cambio decidieron perdonarle y le permitieron vivir una vida tranquila en el exilio siempre y cuando no interfiriera en asuntos de los chamanes.
