xiv. and the show begins

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xiv. and the show begins

Para un mundo como el de los hechiceros, hay pocas cosas que en verdad sean inusuales o que generen una bruma de desconcierto

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Para un mundo como el de los hechiceros, hay pocas cosas que en verdad sean inusuales o que generen una bruma de desconcierto. La hechicería y las maldiciones ya son bastante extrañas y complicadas de entender hasta para los mismos chamanes, y hay miles de cosas peculiares que se han convertido en el pan de todos los días para los más valientes. Sin embargo, esto sobrepasa el nivel de rareza con el que está acostumbrada a convivir, y aunque intente entender lo que admiran sus ojos, ver a Itadori parado enfrente suyo no es algo que se pueda acomodar en su barra clasificatoria de sucesos extraños, pues verle ahí parado le ha hecho revalorar si las cosas pueden volverse más extrañas.

Nori siente su estómago en los pies y su expresión es una mezcla extraña de emociones, para suerte suya, Megumi lo nota y le toma de los hombros en caso de que sus piernas le traicionen, aunque la verdad es que tanto el pelinegro como Nobara tienen la misma sensación y expresión.

Puede que Itadori no esté muerto pero ahora tiene la cara tan pálida como uno. Está irremediablemente decepcionado al ver que sus amigos no actúan con el incontrolable estado de euforia que ansiaba ver en sus rostros. Su profesor le mintió de una manera cruel, pues su imaginación había recreado una escena muy distinta sobre lo que sería su reencuentro. Quizá había subido un poco —demasiado— sus expectativas

Gojō presenta al chico como el recipiente de Sukuna a los estudiantes de Kioto a la vez que aleja a Itadori con el mismo carrito en el que fue llevado. Otra patada de decepción manda al suelo a sus delirios al ver que no parece desconcertarles su existencia. Los adolescentes siguen dándole miradas de expresiones variadas a los muñecos que les ha regalado el mejor de los chamanes. Pero si hay alguien que se ve sacado de sus casillas con la noticia, el director de Kioto, aquel anciano del que Nori no sabe su nombre.

La castaña ve como Nobara se adelanta a actuar antes que el pelinegro o ella. La palma de Fushiguro le da un apretón suave para sacarle de su trance y ambos avanzan detrás de la flamante chica hasta llegar a donde su ex difunto compañero.

Al par no le sorprende ver como su amiga suelta una patada a Yuuji. Incluso si le ha metido un golpe, habla de forma suave y melancólica cuando le interroga si es que no hay nada que quiera explicarles.

COMPASS━━━ Megumi FushiguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora