viii. to have faith

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viii

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viii. to have faith

Se marchó solo a hablar con la madre de aquel hombre

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Se marchó solo a hablar con la madre de aquel hombre.

Sin importar cuanto insistiese en que quería acompañarle, él se había negado y ella aceptó su respuesta sin poder objetarle. Una vez más, actuaba como si se tratase de un perro entrenado y no de su compañera. No había tenido el coraje para insistirle una vez notó que toda esta situación le pesaba a su manera. Eran tan distintos en ese aspecto, pero, aun así, los dos hacían un esfuerzo para comprender lo que sentía el otro.

Nori sabe que él jamás demostraría un momento de vulnerabilidad si ella está cerca suyo, y aunque eso le duele al pensar que no confía lo suficientemente en ella, no le queda nada más que hacer que aceptarlo. Por su lado, Megumi sabe que ella se ve demasiado afectada con situaciones como estas, y aunque no siempre se echa a llorar en frente suyo, tarde o temprano notará los ojos hinchados y las mejillas rojizas que difícilmente le es imposible ignorar. Eso también le afectaba a él. Pensar que ella lo veía como alguien con quién no se puede abrir de la misma forma que con el resto.

Ninguno de los dos era del todo honesto con el otro.

Ahora, intenta despejarse de los múltiples problemas que rondan alrededor de su cabeza como si se tratasen de polillas molestas. La mejor manera en la que se le ocurre hacerlo es enfocarse en entrenar hasta el cansancio, y para su fortuna, tiene a tres estudiantes de segundo año más que dispuestos a ayudarle en ello.

Mientras que ella estira las piernas un poco a forma de calentamiento, Panda se ha robado a su amiga para llevarla al área de entrenamiento. Lo cual, indirectamente, le salvó de escuchar de las quejas de Nobara respecto a su vestimenta. La castaña quizás había dejado pasar por alto mencionar el pequeño detalle de que no era necesario practicar con el uniforme, así que cuando los ojos marrones de la extrovertida y revoltosa chica se toparon con su atuendo casual, todo tipo de replicas molestas comenzaron a atacarle cual animales rabiosos. Esperaba que la anaranjada terminase tan exhausta que su molestia simplemente se desvaneciera.

Sus dedos tocan la punta de sus pies. Si ha adquirido algo tras iniciar su camino como hechicera, es una admirable complexión física. Probablemente no tenga el abdomen más marcado que haya visto, ni tampoco unos muslos de envidia, pero si una increíble flexibilidad y facilidad para esquivar la mayor parte de los golpes. El contacto físico va de la mano con su técnica maldita, por lo que también se vio forzada a mejorar en combate cuerpo a cuerpo. Puede que Itadori hubiese tenido más fuerza física que ella, pero estaba segura de que ella ganaría si se trataba de ver quien salía más ileso después de una pelea.

COMPASS━━━ Megumi FushiguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora