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xv. fight back
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Dejar a alguien atrás no debe estar bien bajo ninguna circunstancia, y para Nori dejar a alguien en un evento de hechicería en el que claramente no se esperaba su presencia es peor. Mucho más catastrófico si se toma en cuenta que el susodicho tiene horas de haber aparecido y es el recipiente de Sukuna.
Es verdad que no mucho antes de la competencia habían acordado que fuese él quién mantuviese a sus rivales ocupados mientras el resto se encargaba de ganar la competencia, pero la idea no terminaba de sonar bien en su cabeza. Tanta era su preocupación que se ofreció a sí misma para acompañar al chico, más Megumi se negó puesto que en sus propias palabras.
"Te necesito de mi lado para que vigiles"
A la castaña aquellas palabras le habían hecho dudar de si debía considerarlas como un elogio o una orden. Estaba comenzando a desesperarse por la falla que sentía en su cabeza cada que Megumi abría la boca para decirle algo. Por lo que sin más remedio, cedió ante sus palabras como siempre hacía, más eso no le hizo dejar de sentir que había algo más en toda esa situación, algo de lo que no eran conscientes y que por ende no habían tomado en cuenta.
No fue hasta el preciso momento en que sus caminos se encontraron con Todou que sus dudas se tomaron un descanso. No habían recorrido un gran tramo cuando observaron una maldición con aspecto de araña frente a ellos, y aunque había tenido la intención de exorcizarla para sacarla de su camino, el enorme cuerpo de su rival salió de un lado del camino en el instante adecuado para detenerles. A Nori no le pareció extraño ver al chico—que de chico no le parecía que tuviese un pelo—, pues ya había demostrado que lo más importante para él en esta competencia era poder enfrentarse a los rivales de forma directa.
Su plan continuo tal cual lo habían esclarecido, sus piernas corrieron en la misma dirección que lo hicieron Maki y Megumi, dejando ir por el lado contrario al resto, y lastimosamente, dejando atrás suyo a Yuuji, quién ahora debía enfrentar a su rival sediento de pelea.
Sus piernas no se detienen, sosteniendo un ritmo adecuado para evitar agotarse antes de tiempo. Ella permanece detrás del par, pues piensa que es más útil si les cuida las espaldas en caso de que algo se aproxime, el can negro de su compañero la acompaña a la par, lo que es extraño pues por lo usual siempre suele ir al frente, más no hay tiempo para cuestionar las decisiones del pelinegro.
