Capítulo 9: Draco Malfoy

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"Toc, toc"

Albus bajó su libro. Era ya entrada la tarde y se preguntó quién sería.

— Pase.

Su corazón se saltó un latido cuando el dulce príncipe del norte asomó por la puerta.

— ¡Scorpius! Que sorpresa, no te esperaba.

El chico se levantó de golpe de su cama.

— Buenas tardes, Albus. — Saludó con amabilidad

Scorpius se adentró en la habitación y ambos se acomodaron en la salita para té que había en una esquina.

— ¿A qué debo tu agradable visita?

El príncipe no respondió de inmediato; en cambio, se quedó contemplando al otro chico en silencio, como si estuviera debatiendo algo internamente.

— Quería hablar contigo. ¿Me permitirías tu tiempo y atención? 

Ahora ganaba tiempo para poder seguir pensando. ¿A qué iba si no estaba seguro de lo que le iba a decir? Albus se podía imaginar de qué se trataba.

— Por supuesto.

Estregó sus manos suavemente contra su pantalón, intentando secar el sudor que le había entrado de repente.

— Es verdad.

Lo soltó como si nada. Albus enserio no quería hacerse esperanzas, pero no pudo evitar notar el leve temblar de sus manos al tomar la taza de té.

— ¿Qué es verdad?

— Lo que te dije. No me voy a casar.

El príncipe se inquietó tanto que no pudo permanecer sentado; se levantó y dijo vueltas por la habitación, olvidando su taza de té en la mesita

— ¿Entonces qué harás?

Scorpius se levantó y fue hasta su lado. Tomó sus manos con cariño, observándolo a los ojos.

— Escapar contigo, mi amor... si aún quieres hacerlo.

— ¡Pero claro que sí! Iría al fin del mundo si es contigo, Scorpius Malfoy.

Albus sonrió ampliamente y alzó al chico en volandas, dándole vueltas. Scorpius rio entre sus brazos, siendo realmente feliz.

— Te amo, Albus. — Le dijo cuando por fin lo bajó.

— Te amo, mi príncipe.

El rey recuperó su consciencia paulatinamente

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El rey recuperó su consciencia paulatinamente. Primero sintió su cuerpo, cada parte de él; luego fue consciente de la luz y el calor que caía sobre él. Abrió los ojos con lentitud y se encontró a sí mismo descansando en la cama de una cálida y acogedora habitación. Las paredes y pisos eran de madera, había una chimenea junto a la cama y unos pocos muebles que la hacían ver espaciosa.

𝕸𝖎 𝖕𝖗𝖎́𝖓𝖈𝖎𝖕𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora