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— Este es bueno. — Takemichi cubría con su almohada su avergonzado rostro, su cuerpo dolía demasiado, pero no debía haber sido excusa suficiente para pedirle a su mamá que leyera sus mensajes; su teléfono sonaba cómo loco, porque los chicos de Toman habían hecho un grupo y mandaban mensajes. — Kazutora dice, cómo olvidar la vez que hicimos una pijamada y todos terminamos en el hospital. Y Nahoya le respondió, no olvides que tuvimos que estar aislados dos semanas, espera, es cómo terminamos por culpa de Baji. — La pelinegra reía por las ocurrencias de los jóvenes. — Baji se defiende diciendo que de haber sabido que iban a terminar en sus casas sin ir a la escuela por tirar accidentalmente jugo en tu ropa entonces se lo hubiera tirado a Chifuyu, Kazutora dice que él hubiera puesto seguro a su cuarto si hubiera sido con Chifuyu. — La adulta miró por la ventana de su hijo después de ver los mensajes y bloqueó la pantalla. — Vaya, la juventud de hoy. — Trato de reír.

— Mamá. — Gimió Takemichi.

— Pregunta, ¿No Kazutora y Baji salían?

— Lo hacen.

— Entonces es un juego las situaciones con Chifuyu.

— No, ellos se declararon, Chifuyu los rechazó, ellos no se rinden aún. — La pelinegra formó una pequeña "o" con sus labios.

— Vaya, tal vez ya estoy muy vieja, las relaciones de la actualidad son tan peculiares. — Takemichi quería especificar que sus amigos eran los peculiares.

[...]

— ¿Cómo te sientes?

— Mejor, el dolor de cabeza con el pasó de los días va haciéndose menor, creó que ya estoy lo suficientemente bien para hacer mis actividades.

— Nada de eso señorita, el doctor nos dijo, nada de esfuerzo y reposo absoluto.

— Pero hermano.

— Nada, aquí estamos tus hermanos mayores, deja que te mimemos un poco, por favor. — Emma sonrió ante las palabras de su hermano mayor.

— Gracias hermano.

— De nada, es una pequeña forma de mostrarte agradecimiento, siempre nos ayudas, ahora intenta dormir, en un rato traeré algo congelado para que disfrutes. — Emma asintió y cerró sus ojos, pero no pudo evitar reír bajito al sentir un beso en su frente. — Descansa, te amo.

— También te amo hermano. — Shinichiro salió de la habitación de su hermana con una sonrisa, pero miró con curiosidad a Izana que venía frotando sus ojos, se veía cansado.

— ¿Y Mikey? — Izana gimió ante el nombramiento de su hermano menor.

— Insoportable, es la única manera de explicar su situación.

— ¿Por?

— Porque Takemichi no le ha llamado. — El pelinegro estuvo apuntó de reír, pero se controló.

— ¿No le contesta los mensajes?

— Sí, pero es un exagerado, el idiota quiere que telepáticamente Takemichi entienda sus deseos y le llamé. Ya hasta se puso a rogarle a todas las deidades existentes para que le cumplan su deseó.

— ¡Lo tengo! — El gritó de Mikey sobresalto a los mayores, Izana entró a la habitación nuevamente juntó con el pelinegro.

— ¿Mikey?

— Hermano, fui un tonto.

— Milagro, se dió cuenta. — Festejo Izana.

— ¿Por qué fuiste un tonto?

— Es obvio, ¿Cómo sabrá Takemichi que deseó que me llamé?

— ¿Llamándolo tú? — Solucionó Izana.

Omega y alfa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora