DIEZ

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Jeongin miraba a Hyunjin dormir tranquilamente sobre la cama del menor, notando todavía las mejillas rojas por el llanto anterior y las lágrimas secas adornando su rostro, su aroma siendo calmado y deliciosamente dulce por estar tranquilo en este ...

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Jeongin miraba a Hyunjin dormir tranquilamente sobre la cama del menor, notando todavía las mejillas rojas por el llanto anterior y las lágrimas secas adornando su rostro, su aroma siendo calmado y deliciosamente dulce por estar tranquilo en este momento.

Se sentía como un idiota, y realmente lo era, ¿cómo podía dejar que su omega caminara por las oscuras calles de Seúl completamente solo? Debía ser catalogado como el peor alfa de todos.

Después de que el rubio se había ido de su casa, tardó unos pocos minutos en saber que había hecho mal y salió rápidamente de su hogar para buscar al omega. Pero al verlo acorralado por dos alfa, escuchando su llanto silencioso, sus bajos quejidos y percibiendo su aroma amargo por el susto no pudo controlar su ira, dejando que su alfa tomara el control sobre él y golpeara a los asquerosos que se habían atrevido a tocar a su omega. Solo se detuvo cuando su ira disminuyó y pudo escuchar los sollozos de Hyunjin, para luego abrazarlo y sentirse culpable por lo inútil que era como alfa.

Había hablado con las madres de Hyunjin para preguntarles si el omega se podía quedar a dormir, porque honestamente, prefería escuchar los regaños de sus padres y hermana que habían salido y no los gritos preocupados de Mina y Chaeyoung por no haber cuidado bien a su hijo. Sus suegras lo iban a odiar y probablemente no dejarían que se acercara más a Hyunjin.

El solo pensamiento de tener que alejarse del mayor hizo doler su corazón, su alfa reprochándole en su interior al no prestarle atención desde un principio y no dejar ir a su omega y tener que ser castigado al alejarse de él.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos al sentir su cama moverse bajo de él, notando cómo el omega abría los ojos y los enfocaba en su rostro, sus ojos aguándose probablemente por los recuerdos que atacaron su mente; pero contrario a lo que pensó cuando Hyunjin despertara, el mayor se aferró a él en un abrazo mientras se colocaba casi que encima de él.

—A-alfa.—Habló roncamente el mayor por haberse despertado recién.

—Perdóname, amor.—Dijo Jeongin mientras apretaba más el cuerpo del más bajo contra él.—Todo fue mi culpa, por favor perdóname.—

—N-no fue tu culpa, alfa, estoy feliz de estar contigo ahora.—El rubio habló mientras su aroma se hacía más fuerte, colocando después sus piernas a los lados de las caderas del alfa.

—Yo también estoy feliz, mi hermoso omega, pero no podré perdonarme por lo que te hice pasar.—Y era cierto; la culpa y orgullo de un alfa al no haber cuidado bien a su omega era algo que no se podían perdonar fácilmente, su jerarquía haciéndoles parte de ellos el sentimiento de protección y posesividad para proteger con su vida entera a sus omegas.

—No te culpo a ti, Innie, solo a esos alfas.—La verdad es que estar ahora mismo abrazado a Jeongin lo hacía sentir completamente seguro, no queriendo alejarse más de él.

Destinados || JeongjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora