ONCE

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Despertar y ver a Hyunjin dormir se volvería su hábito favorito de la vida; el omega con sus manos debajo de cabeza, sus labios levemente abultados por la presión de sus manos en su rostro, su respiración tranquila y sus pestañas viéndose hermosamente largas podría añadirlo a la lista de los placeres sencillos de la vida.

Tenía su brazo rodeando la pequeña cintura del omega y dejaba suaves caricias en su piel, viendo un poco la marca ya cicatrizada en el cuello del omega. Sentía una gran felicidad y tranquilidad al saber que su mayor ya era completamente suyo, su aroma impregnado completamente en el cuerpo del contrario. Cualquier alfa debía pensar dos veces si se quería acercar a él.

Vio cómo Hyunjin se removía un poco y abría suavemente los ojos, cerrándolos por un momento por la luz natural que le ventana dejaba pasar, restregando sus manos en su cara para despejarse un poco.

—Buenos días, mi hermoso omega.—Le dijo felizmente Jeongin. Ahora ese apodo pegaba más fuerte en su corazón.

—Buenos días, Innie.—Dijo roncamente Hyunjin mientras lo miraba y le dedicaba una hermosa sonrisa, no pudiendo evitar la emoción de su alfa al ver el hermoso rostro de su omega recién despierto.

Hyunjin soltó una leve risa y añadió:—¿Entonces así se siente tu corazón cuando me ve?—Dijo suavemente al sentir las emociones de su alfa retumbar por todo su cuerpo.

Jeongin simplemente sonrió tímido y sus mejillas tornando un suave color rojizo por la pena de saber que su omega ahora sabría todo sentimiento y emoción que vinieran a él.

El menor escondió su cabeza en el cuello contrario dejando leves besos en las marcas que él mismo había dejado la noche anterior, su alfa sintiéndose orgulloso por tal acción, y escuchando un leve suspiro por parte de Hyunjin y sintiendo su sentimiento de felicidad por tal atención recibida.

—Innie.—Dijo Hyunjin rompiendo el suave silencio que se había hecho presente.

—Mhm.—Afirmó que lo estaba escuchando mientras seguía entretenido en hacer más notables aquellos chupetones.

—N-necesito supresores anticonceptivos.—Volvió a hablar el omega entre suspiros.

—¿Para qué?—Respondió, subiendo esta vez sus besos a la mandíbula del mayor.

—¿Cómo que para qué, Yang Jeongin? No voy a quedar en cinta ahora.—Dijo firmemente el omega. El mencionado separándose bruscamente de él para verlo a la cara.

—¿Por qué no?—Dijo haciendo un puchero.—¿Sabes lo hermoso y caliente que te verías en cinta? Con tu preciosa y grande barriga, tu aroma más dulce de lo normal, tus tiernos y también exasperantes cambios de humor, y tu trasero hinchándose por el embarazo.—El menor bajó sus manos al trasero del mayor y apretó ligeramente sobre el bóxer que tenía puesto.

—¡Yang Jeongin, eres un atrevido!—Reprochó Hyunjin mientras le daba un suave golpe en el pecho.—Y eso lo podríamos dejar para después, realmente quiero los supresores ahora.—

—Bien.—Respondió de mala gana Jeongin.

Para los alfas, ver a su omega en cinta esperando un bebé suyo era lo mejor de sus vidas. Era la señal perfecta para advertirle a otros alfas que no se acercaran a su omega, su lado posesivo haciéndose más presente y su lobo sintiéndose orgulloso por haber hecho un gran trabajo en cargar al omega con sus crías.

Un omega embarazada era una clara señal de que ya tenía dueño.

El menor tomó su celular para enviarle un mensaje a su hermana, notando que ya tenía un mensaje de esta.

Destinados || JeongjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora