IV

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Isamu soltaba uno que otro quejido ante los toques del algodón sobre sus heridas, Sasaki se mostraba notoriamente molesto ante la situación, llevaba alrededor de media hora curando cada una de las heridas que había por su cuerpo, fue horrorizante cuando notó los raspones en sus rodillas y como se le había levantado un poco de la piel del brazo.

—¿Cómo haces para meterte en esta clase de mierdas? —reclamó sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo al ver el algodón casi en un rojo total.

Isamu se alzó de hombros como respuesta y la única razón por la que Sasaki no le dio un golpe en la cabeza fue porque no quería dañarlo más de lo que ya se encontraba.

—¿Por qué no dejas de hacer estas cosas? sales muy herido, a veces lloras aún cuando ganas, si es para reafirmar tu masculinidad créeme que no necesitas jugarte la vida en ello.

—Solo es por la adrenalina, es divertido ver el miedo en sus rostros.

—¿Es divertido que vean el miedo en tu rostro? —resaltó colocando una vendita en uno fe los raspones de su cara.

Isamu no le respondió nuevamente, por supuesto que no lo disfrutabq, lo hacía sentirse débil, un hombre sin fuerza propia, un desastre andante. Era por ello que Isamu no permitiría que nadie viera ese lado suyo, ni siquiera en las peleas cuando estaba al borde de la muerte; pero Sasaki no tenía ese conocimiento, jamás se arriesgaría a ponerlo entre un grupo tan inmenso de imbéciles que solo buscan divertirse lastimando a los demás.

Él no era muy diferente ¿Cierto? pero Sasaki no tenía por qué formar parte de ese mundo.

—Prométeme que no volverás a ese lugar —rogó tomando el rostro de su novio entre sus manos—, por favor, prometelo.

Isamu se mantuvo en silencio, con sus labios entreabiertos, dudando si cumplir la petición de Sasaki, aún cuando sabía que no podría cumplirla.

—Lo prometo —aseguró, sintiendo un nudo en su garganta.

Detestaba tener que mentirle en la cara, sobre todo porque sabía que tarde o temprano descubriría la verdad; pero en esa ocasión no fue así, aún después de meses, Sasaki jamás lo enfrentó, aún cuando sabía la verdad, porque en esa ocasión decidió confiar ciegamente en Isamu, creyendo que por una vez podría cumplir su palabra.

¿Era mejor enfrentarlo y tener una pelea o fingir que no sabía nada y que ambos trataran de convencerse sobre que esa promesa seguía intacta? ninguna sonaba favorable, pero ambos eran chiquillos con miedo a los conflictos de pareja, no tenían tiempo para ello y esa fue una de las mayores grietas que los llevaron a destruirse mutuamente.

SWEETHEART | KOMI SHOUSUKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora