Nuestra Historia De Amor [KaiSoo]

Capítulo 8: Dolor

El viento soplaba con fuerza, las hojas de los árboles danzaban por los aires, meciéndose al ritmo del viento.

El cambio de las estaciones se podía palpar con las manos, las lluvias iban dejando a su paso charcos de aguas que al ser pisadas, el escandaloso chapoteo ensuciaba asiduamente las zapatillas llenandolas de lodo. Y para TaeMin ya nada era igual.

Encerrado en lo más profundo de su desgastada habitación, se negaba a salir del que se había convertido en su refugio. No sabía cuántos días habían pasado, quizás dos o tres días, tal vez más, no lo sabía y no es que le importara. Su mente había quedado en blanco desde el momento que ese hombre le había quitado su inocencia.

JongIn había regresado a casa junto a MinSeok y otro chico del cuál no sabía quien era, realmente no tenía ánimos de nada, por lo que solo le pidió a MinSeok que se llevará a JongIn con él por algunos días mientras pasaba su miseria, no había dado explicaciones y MinSeok fue lo suficientemente voluble como para no preguntar lo que había pasado. Y no es como si con solo mirar el estado en el que se encontraba no supiera que había sufrido un abuso. Su cuerpo estaba lleno de moretones que inútilmente trató de ocultar, su rostro estaba golpeado, sus labios rotos y en su ojo derecho tenía un derrame, estaba inyectado de sangre, y a sus padres no es que les importara mucho, es que no les importaba nada, ni JongIn ni TaeMin.

Le dolió mirar a JongIn llorar y preguntar por el estado en el que estaba, pero TaeMin se había obligado a sonreír y decirle que todo estaba bien, que fuese un buen chico y que fuera con MinSeok. A pesar de la negatividad de JongIn, TaeMin con ojos suplicantes y en silencio pidió a MinSeok que se lo llevara, MinSeok y aquel chico habían entendido a la perfección y llevaron a JongIn con ellos.

JongIn se marchó llorando preocupado por que su Hyung estaba lastimado, y a JongIn no le gustaba ver a TaeMin así.

Los siguientes días no salió de su habitación, no comió y sobre todo no durmió, sus sueños estaban llenos de pesadillas que no podía borrar de su cabeza. Podía oler y sentir el aliento del hombre en su cuerpo y en su nariz, podía sentir las manos ásperas y arrugadas el hombre en todo su ser, y sentía náuseas. TaeMin terminaba vomitando, era un sabor ácido que salía de su estómago a falta de alimento.

Sus padres ni siquiera se habían tomado la molestia de preguntar por JongIn, era normal que TaeMin trabajara en lo que fuese y estuviera fuera de casa durante el día, pero no era muy normal que JongIn desapareciera por días y ellos no se dieran cuenta, pero si lo hicieran, al parecer ya les daba igual, de todas formas no era como si les importara mucho sus hijos. Su padre lo había vendido a un desconocido, y su madre era una puta que estaba seguro que también estaba de acuerdo con el hombre, si no hubiese sido así, ¿Por qué no había preguntado por él y por qué no había salido de la habitación? Qué más daba, no es como si pudiera regresar el tiempo.

TaeMin se acurrucó en las sábanas, cubrió todo su cuerpo y trató de dormir un poco. Despertó cuando los recuerdos de hace unos días volvieron a subir a su mente. No tenía caso seguir así. Con pesar, se levantó al baño, miró su figura en el espejo y no pudo evitar que sus ojos se aguaran. Lo que miró no era ni la cuarta parte de lo que un día fue. Si bien su vida era miserable y trató de darle sentido creyendo y aferrándose firmemente que JongIn era por lo que vivía, dudaba mucho que ahora pudiera vivir una vida menos miserable que antes.

Su rostro estaba pálido, sus labios agrietados, el golpe en su ojo se veía entre tonos verdosos y morados, las marcas de las mordidas del hombre en su cuello se veían del mismo color.

Inútilmente TaeMin cogió un pedazo de tela del suelo y trató de limpiar y borrar las marcas que el hombre había dejado en su blanco y niveo cuello, mientras lo hacía las lágrimas de dolor y frustración corrieron por sus ojos. Con un grito doloroso y de rabia, TaeMin se dejó caer al suelo, y otra vez ese dolor insoportable en su corazón lo hizo sufrir.