Capítulo 11: Mafia

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El día era perfecto, el sol del medio día se sentía cálido.

No era su primera vez en ese país, sin duda ya había pisado suelo asiático por mucho tiempo, definitivamente los negocios que mantenía en ese lugar eran fructíferos.

Como en todo negocio, había momentos que las ganancias eran muy buenas, y en otras ocasiones demasiado malas. Su visita era para fines vacacionales, esperaba echar un vistazo a los negocios y verificar que todo estuviese en orden y después disfrutar su estadía ahí, sin embargo, no esperaba que los estúpidos, inútiles e inservibles parásitos que se encargaban de sus negocios en Corea, hubiesen hecho de sus negocios una beneficencia pública.

Odiaba regalar su dinero, detestaba que el inútil del encargado de su compañía fantasma tomara su negocio como prestamista. Prestar dinero a desesperados en ruinas y triplicar intereses estúpidamente era una reverenda estupidez. Si iban por un préstamo, era por qué no tenían ni un centavo ni mucho menos los recursos para invertir en sus inútiles compañías, ¿Cómo rayos pagarían los préstamos con sus intereses?

Él no era un hombre de mucha paciencia, tampoco un hombre de beneficencia, ni mucho menos un prestamista de cuarta. Sus negocios no eran cualquier juego, sus negocios eran grandes, dónde se ganaban sumas bastante millonarias de dinero. No es que le importara perder unos cuantos cientos de dólares, pero con los constantes préstamos que el hombre hacía, de poco en poco se iban perdiendo ganancias que no recuperaba. Además, si no demostraba quién mandaba, se saldrían con la suya, y eso no lo iba a permitir. Debía dejar muy en claro quién tenía el poder aunque no estuviera presente para dirigir los negocios en ese país.

El hombre estaba enojado, la ira consumía todo su cuerpo. Tenía ganas de darle un tiro al estúpido hombre que iba regalando por ahí su dinero solo por querer obtener ganancias a costillas suyas. Con el rostro inyectado de furia, iría personalmente a recuperar lo suyo, deshacerse del parásito que dejó a cargo, y del inútil e inservible hombre que a pesar de obtener el dinero prestado, no había devuelto ni un solo centavo de lo que había recibido.

Aventó con furia a la cara de uno de sus hombres los documentos personales de un tal Doh MinSik, el tipo debía más de cincuenta mil dólares que había usado para sacar a flote su compañía en quiebra, para su mala suerte, fue dinero tirado a la basura, su compañía solo duró unos cuantos meses a flote y después cayó en la ruina total, yéndose así por fin a la quiebra. Del dinero invertido, el hombre no había recuperado ni un solo centavo.

Ese dinero le pertenecía, y lo recuperaría a cualquier precio, no le importaba si era mucho o poco, pero para él, el dinero era su mayor tesoro y quién se metía con lo suyo, no volvía a ver la luz del sol.

El hombre de cabello oscuro como la noche, piel blanca como la nieve y ojos color ámbar, tomó sus gafas de sol y un par de guantes de piel negros, poniendo cada uno en sus manos. Uno de sus hombres se acercó a él y le ayudó a ponerse una gran gabardina negra de cuero y gamuza.

- Gustav, mach das Auto fertig, wir werden meinem lieben Freund Doh MinSik einen tollen Besuch abstatten.-  dijo en un perfecto alemán natural. Que significaba, "Gustav, prepara el auto, vamos a hacerle una gran visita a mi querido amigo Doh MinSik."

*****

Los rumores sobre la mafia alemana rondando por los suburbios del lugar, eran las nuevas en la iglesia.

No había un solo chico que no hablara de eso.

KyungSoo sabía que todos tenían miedo, incluyendo el padre Park. El cura había pedido a los chicos en la hora del almuerzo que no salieran solos por ningún motivo en las noches, les había advertido que sabía que muchos escapaban a mitad de la noche para irse hacer lo que sea que hicieran en la calle, la iglesia era un lugar seguro para ellos, el padre Park había dicho que no podría protegerlos mucho si rondaban por las calles.

Nuestra Historia De Amor [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora