Capítulo 7: Marcha

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Marcha

Con las primeras luces del Sol por la mañana, Sayumi abrió levemente los ojos, pero los volvió a cerrar y fruncir el ceño ante la excesiva claridad. Se escondió todavía adormilada contra el pelaje blanco de Shin-Ah y se abrazó a él.

El menor, por instinto, la abrazó un poco más, aunque siguiera dormido. Ella se sorprendió y abrió de nuevo los ojos, recordando al verle la noche anterior y sonriendo, acomodándose mejor entre los brazos del menor, alzando una mano para acariciarle el cálido rostro y peinarle el revuelto cabello azul, en silencio, esperando a que él despertara por sí mismo.

-Habrá pasado mucho frío de niño, por eso da tanto calor ahora. Está tan acostumbrado a necesitar producir mucha más calidez que yo y me siento muy cómoda con ella. -Pensó con una ancha y sincera sonrisa en sus labios. -Me gusta mucho estar aquí.

Shin-Ah se despertó un rato después por las caricias de la mayor, abriendo un poco sus ojos y mirándola con fijeza, medio adormilado.

-¿Ya amaneció...?- preguntó, mirando por la ventana hacia la luz de la mañana.

-Sí, hace un rato. -Explicó Sayumi, estirándose un poco hacia arriba para darle un beso en la mejilla y después acariciarle con su pulgar en aquel lugar. -Buenos días, te quiero.

-Buenos días.- repitió, sentándose y estirando un poco los hombros, luego cerrando los ojos y bostezando.

Ella se sentó a su lado y le acarició la espalda, abrazándole sobre los hombros y apoyándolo en ella.

-¿Quieres dormir un poco más? -Inquirió, poniéndole el pelaje blanco sobre los hombros y en la espalda para que mantuviera el calor. -Aún es muy temprano, supongo que nos podemos quedar un poco más aquí. Aunque si tienes que ir con tu familia bajaré a hacer el desayuno.

-Nos iremos pronto.- negó él, viéndola y estirándose para darle un beso en la nariz antes de ponerse en pie.- Tengo que recoger.

-Está bien. -Respondió Sayumi, levantándose también y mirando hacia la puerta. -No quiero tener que enfrentarme a Mio ahora, pero no puedo retenerle más aquí. Tiene sus propias tareas con ellos, debe irse, aunque me gustaría quedarme con él más. Iré a mi habitación entonces. Si necesitas algo, ya sabes qué hacer.

-Vale.- respondió, tomando a la dormida Ao y  saliendo de la habitación para ir a la suya propia, en silencio.

Sayumi suspiró y también se marchó. En el piso inferior, preparado para marcharse, Yoon andaba de un lugar para otro recogiendo cosas. Aunque no lo admitiera en voz alta, también estaba preparando algo de comida para Mio, quien no había salido de su habitación, aunque él había llamado a su puerta y esperado allí por una respuesta. La verdad, no muchos mantenían la esperanza de que la mayor bajara a despedirse.

-¿No estás haciendo mucha comida? -Preguntó Yona a su lado, mirando los numerosos platos que el menor cocinaba a la vez. -¿Crees que la comerá toda antes de que se ponga mala?

-Más le vale hacerlo.- respondió el menor, sin mirarla, ocupado con lo que cocinaba.- Esto es suficiente comida para unos cuatro días y, si no come como las Bestias, cinco.

La pelirroja se rió y se marchó junto a los demás, colocándose su capa y subiéndose la capucha para cubrirse la cabeza.

-¿Ya estamos todos? -Preguntó, observando a su alrededor. -¿Y Shin-Ah? ¿No se despertó aún? Ni siquiera le vi desayunar y le encanta la comida.

-Sobre todo la de Sayumi-san. -Recalcó Jae-ha, riendo. -Y si sólo fuera la comida de Sayumi-san...

-¡Calla! -Gritó Kija, golpeándole. -Lo que Shin-Ah haga no nos importa, es mayor y es libre de hacer lo que quieras.

Hermanas a pesar de la distancia - Akatsuki no YonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora