Fantasmas del pasado.
Jae-ha aterrizó cuando creyó estar ya lo bastante lejos, parándose al lado de un lago que las torrenciales lluvias habían creado.
-Creo que no podrán llegar tan lejos si intentaran seguirnos. Mio-chan, trate de calmarse, por favor. Lleva todo el viaje llorando y apuesto a que mucho antes de que yo la encontrara también lo estaba haciendo.
La de ojos verdes se dejó caer al suelo, agotada. Se cubrió el rostro con las manos, de nuevo, y bajó la cabeza.
-Lo intento.- susurró, aunque su corazón seguía palpitando con tanta fuerza que lo sentía apretarse contra sus costillas y su pulso temblaba como un cervatillo recién nacido.- Créeme que lo intento.
-Miradme, Mio-chan. -Jae-ha estaba acuclillado a su lado, quitándole las manos del rostro. -Miradme e imitad mis gestos. Respirad hondo, dejad que el aire entre por vuestra nariz y salga por vuestra boca. Inspirad, -Pidió haciéndolo él primero. -expirad. Así, varias veces.
Con sus ojos verdes sorprendentemente brillantes dado las lágrimas, fijos en los violetas del mayor, Mio sollozó varias veces antes de conseguir imitar su respiración, entrecortada.
-Muy bien, Mio-chan. Vuestro pulso ya casi se ha normalizado.
Ella bajó la cabeza, aún respirando profundamente para controlar su corazón y su llanto. Su mirada estaba perdida, lejos de aquel lugar, en algún lugar del hostal.
-¿Puedo saber por qué acabamos de huir de Sayumi-chan cuando ella estaba gritando preocupada por usted? Kija me ha dicho que Sayumi-chan ahora mismo os está buscando por todas partes, cree que os habéis autolesionado y estáis perdida por los alrededores del hostal.
Mio se tomó unos segundos para respirar, antes de aclarar su garganta.
-Por favor, regrese al hostal y dígale que me encuentro bien.- apartó la mirada.- Regresaré por la noche.- murmuró, abrazándose a sí misma levemente.
-Sayumi-chan va a querer venir a buscaros ella misma en cuanto le diga que yo os he llevado.
-Para ese momento me habré marchado.
-No puedo dejaros aquí sola. Si algo os ocurre, seré el responsable.
-Nada me ocurrirá.- aseguró ella, ya más relajada.- He estado sola más veces antes y he alcanzado los veinte años de edad.
-De todos modos, no es seguro que os vayáis sola. Mis hermanos saben donde estamos, ellos se lo pueden decir a Sayumi-chan y ella estará más tranquila si sabe que yo estoy con usted. Así que, ¿a dónde queréis ir?
Mio le miró, pensativa. Se puso en pie, lentamente, mientras Jae-ha seguía agachado.
-¿Podríais ayudar a una mujer desvalida y atar de nuevo los cordones de su bota?- inquirió, echando levemente una pierna hacia delante.
-Por supuesto. Todo sea por ayudar a una hermosa damisela.
Él agachó la mirada hacia la menor y empezó a cumplir su petición. Sin embargo, antes de poder terminar, un seco y fuerte golpe en su nuca le arrebató la conciencia y lo desplomó el en suelo.
-Gracias por su ayuda, caballero andante.- dijo Mio, seria, bajando el brazo mientras se arreglaba la ropa. Dio un profundo suspiro, y comenzó a andar a la mayor velocidad que sus piernas le permitían hacia el pueblo, bajando la montaña. Sayumi iría tras ella, pero en aquel momento no se sentía con fuerzas suficientes como para enfrentarse a ella.
Se metería en algún burdel, lugar que odiaba y asqueaba, pero en el que sabía que no sería encontrada. Sayumi buscaría en los usuales bares de mala muerte que ella frecuentaba cuando bajaba, pero jamás se le pasaría ir a la Zona Roja en busca de ella. Allí estaría segura por el resto del día, y podría recuperar fuerzas para mantener a raya su ansiedad y dolor físico.
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Hermanas a pesar de la distancia - Akatsuki no Yona
Фанфик"La increíble historia de Mio, Sayumi y sus novios poco convencionales". Dos jóvenes hermanas que regentan un pequeño hostal y una taberna en un pueblo de la Tribu del Agua tendrán que separarse para vivir sus vidas a pesar del miedo y dolor que pue...