La Zona Roja
-Qué bonito... -Susurró Sayumi, observando a su alrededor, a pesar de estar lloviendo, admirando la belleza de la capital de la Tribu del Agua. -Chichiue tenía razón... Es precioso...
-He estado aquí alguna que otra vez cuando aún era General, siempre lloviendo.- murmuró Hak, echándose el cabello oscuro mojado hacia atrás.- Aunque sí, supongo que tiene su encanto, si te gusta estar empapado y chorreando por cada esquina.
-Tú vienes de un lugar donde siempre hay cielos despejados y Sol brillante, deja de quitarle el encanto a otros lugares.- bufó Kija.
Sayumi se soltó de Shin-Ah y corrió hacia unos cuantos pequeños jardines que había por la ciudad, agachándose y sonriendo al ver las flores de colores brillantes, a pesar del mal día, y poder tocar su suave y húmeda textura.
-Amapolas... -Reconoció, recordando al instante a Mio y bajándosele un poco la sonrisa. -Está bien, Chichiue la cuida, no pasa nada malo.
Agarró un par de plantas que reconoció y regresó junto al grupo, acercándose a Yoon y mostrándoselas.
-No me equivoqué, son curativas, ¿cierto?
-Así es.- respondió el joven médico, tomándolas con ambas manos.- Son buenas para las defensas. Gracias.- dijo, guardándolas en la bolsa.- ¿Sabes mucho de herbología?
-Chichiue me enseñó cuando Nee-san estuvo herida un tiempo. También fue él el que me enseñó a fregar, a cocinar, a hacer una cama de manera correcta... Me enseñó hostelería, igual que los primeros dueños del hostal. Aprendí de ellos despacio, pero bien. En mi habitación tenía un libro que escribí sobre las plantas y los usos que le podía dar, para no olvidarme. Por eso reconocí estas. Tengo pegadas unas cuantas, bañadas en resina para que no se estropeen.
-Eso está muy bien.- aseguró el niño, satisfecho.- Ik-Soo me regaló mi primer libro de medicina, este.- dijo, enseñándole un poco el lomo del libro en su bolso, pero sin sacarlo para que no se mojara y estropeara.- Y he estado apuntando y añadiendo cosas y papeles desde entonces con notas de otros libros, porque este es el que llevo a todas partes.
-Echa de menos a su monje.- bromeó un poco Jae-ha, recibiendo al momento un golpe del menor.
-Sois todos muy crueles con Yoon, deberíais darle más las gracias, es por él que estáis sanos y tenéis comida caliente. -Protestó Sayumi, abrazando por los hombros al joven genio. -Desagradecidos.
Yoon le sacó la lengua al mayor, quien se carcajeó y alzó las manos en señal de paz.
-Yo podría ser un gran Aniki si me dejarais, pero ¿quién quiere un hermano teniendo una madre?
La chica rodó los ojos y tomó a Yona de la mano, llevando junto a ella a la vez a Yoon.
-¿Dónde vamos? -Preguntó la Princesa, mirando atrás y viendo como los demás cambiaban el rumbo para seguirles a ellos tres.
-A una posada. Hace frío y va a llover mucho en un rato, no podemos dejar que os constipeis. -Explicó Sayumi, levantando un poco su capa empapada, pero pasándola por encima de Yona para taparla, aunque no fuera mucho, protegiendo a Yoon de la misma manera. -Aquí es.
El numerosísimo grupo de ocho personas llamó a las puertas de la posada que la mayor decía, empapados por la lluvia que caía incesable, y presentándose ante el regente con unas sonrisas enchidas en sus rostros.
-Buenas noches. ¿Hay alguna habitación libre?- inquirió Yoon, al frente de todos. El hombre les miró con un rostro aburrido, de uno en uno.
-Sí. Seiscientos rin.
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Hermanas a pesar de la distancia - Akatsuki no Yona
Fanfic"La increíble historia de Mio, Sayumi y sus novios poco convencionales". Dos jóvenes hermanas que regentan un pequeño hostal y una taberna en un pueblo de la Tribu del Agua tendrán que separarse para vivir sus vidas a pesar del miedo y dolor que pue...