Dolores estaba en la cocina cuando escuchó la puerta, la cual la tocaban con desesperación.
Preocupada fue a abrir mientras veía al cartero.
—Señorita Madrigal, carta urgente para usted.
Dolores tomó la carta para entrar de nuevo a su casa, abriéndola asustada, porque normalmente las cartas de Mirabel tardaban una semana y esta vez tardó dos días.
Comenzó a leer la carta que no tenia ni siquiera la fecha o un saludo.
"Prima, ayudanos por favor, mis hermanas y yo debemos salir de Encanto ahora, mi mamá acaba de matar a Pablo a puñaladas, nosotras la vimos, todo el pueblo la vio.
La abuela está muy mal y mi papá también, corremos peligro, por favor ayudanos"Dolores terminó de leer esto, mientras salía de su casa corriendo rumbo a la de su madre que estaba a dos cuadras.
Pepa y Dolores junto con ayuda de sus esposos les mandaron otra carta urgente y dinero para comprar unos pasajes de tren para que se fueran a la ciudad con ellas y darles refugio por un tiempo, también en la carta anotaron sus direcciones para que llegaran directo con ellas"
Los días pasaron, y Dolores no recibía respuesta de Mirabel, nerviosa no puedo hacer nada más que esperar acompañada de su madre.
Pepa estaba aún sorprendida por la carta pasada, ¿Cómo su hermana pudo matar a un hombre? Aún así, Pepa no la juzgó, sabía el porqué Julieta lo había hecho y se alegraba que Pablo ya no estuviera en este mundo.
Dolores estaba sentada en el comedor con Mariano mientras hablaban cuando de repente tocaron a la puerta.
Pepa fue a abrir rápidamente mientras veía ahí parada a su hermana, sus sobrinas y su cuñado.
Julieta sin decir nada, abrazó fuerte a Pepa mientras se echaba a llorar en sus brazos, todos se veían tan cansados y destrozados.
—Perdóname —Sollozó Julieta en medio del abrazo—, soy una asesina, soy...
—Shh... —Pepa hizo silencio— Hiciste justicia.
Dolores corrió a abrazar a sus primas y a su tío mientras todos lloraban con el corazón herido.
Julieta y su familia se quedaron ya en Barranquilla, Agustín consiguió un buen trabajo y pudieron comprar una bonita casa en cuestión de unos meses.
Todo iba por fin avanzando y normalizandose con ellos, pero era una cosa totalmente distinta en Encanto.
Después de que todos los Madrigal a excepción de Alma se fueran, el pueblo empezó más y más a decaer.
La gente comenzó a irse a la ciudad o a pueblitos cercanos para poder seguir progresando, la gente que quedaba era muy poca.
Alma estaba muy deprimida, su familia se había separado, su pueblo había sucumbido, su hijo había muerto... Alma no podía pasar un solo día sin llorar con una foto de sus hijos en sus brazos.
Se sentía tan arrepentida, de obligar a su hijo a ser sacerdote, de privarlo de amar, de controlar a su familia, de ser una pésima madre y abuela.
Deprimida y sin esperanzas, salió de su casa, caminó por las calles del Encanto, viendo muchísimas viviendas vacías, el pueblo se sentía casi como de película de terror, ya no era el mismo donde había fiesta y alegría, ahora solo había silencio y soledad.
Llegó a la casa de Bruno, avanzó mirando la iglesia, para luego entrar.
Comenzó a mirar la casa de Bruno, estaba algo polvosas los muebles y en los pisos había talladas iniciales seguramente de los adolescentes enamorados que iban ahí para refugiarse y poder tener un momento de paz.
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Perdóneme, porque he pecado
ФанфикBruno Madrigal es un sacerdote correcto y entregado a Dios. Elvira es una mujer honesta y trabajadora. La vida de ambos cambia cuando Bruno le da refugio a Elvira y ambos empiezan a caer en los encantos del contrario, orillados a pecar. El que esté...