Zie se encontraba distraídamente observando el techo finamente decorado con bellas columnas talladas, aunque era muy tarde en la noche el sueño rehuía de él, y ¿cómo podía descansar en tal situación?, cada minuto que pasaba su atención se desviaba hacia la puerta imaginando el momento exacto en que Qin Jiaglu perdiera finalmente su paciencia.
-¡Oh mi dios!- de tan solo imaginarlo se sentía incómodo.
-¡PAM!
-¿Qué fue eso?
No sabía si era su imaginación, o por fin sus nervios tirados hasta el límite lo enloquecieron. Pero justo ahora le pareció escuchar un leve murmullo tras la puerta, su corazón tirante se encogió en un segundo cuando escucho el golpe.
- ZAS!! – con un fuerte sonido, la puerta de roble se abrió de par en par y ante sus ojos, un hombre de espalda ancha y gran altura cayo pesadamente contra el suelo.
- PUM!!
Casi se le detiene el corazón del susto, hasta que un destello plateado lo saco de su impresión, era la brillante armadura del hombre en el suelo, fue entonces cuando lo reconoció.
¡Ese era el jefe Li de la guardia imperial!!
El hombre provenía de una importante familia de militares en el sur y antes de ser nombrado jefe ya había acumulado múltiples honores y reconocimientos en su batalla contra el anterior reinado.
Ante la imagen tan sorprendente de ver tal hombre desplomado como un saco de papas en el suelo, la primera cosa que se le vino a la mente de Zie fue "¿que era esa espuma blanca que salía de su boca?".
- ¿E...está muerto?
- Oh, no te preocupes. - Una voz joven le contesto.
Fue entonces que Zie se dio cuenta que no era el único en la habitación, por la misma puerta que había sido abierta, ahora un joven de túnica verde y rostro pálido lo miraba fijamente. Su voz era tan clara y calmada que desprendía un rastro de alineación, casi como un inmortal.
- ¿Disculpe?
- Dije que no está muerto... - El joven pareció pensar en algo más y su mirada se dirigió hacia el jefe de guardias en el piso, luego agrego con una sonrisa que desbarato por completo su imagen de inmortal para volverla como un demonio – creo que aún respira.
"!¿C cómo que "Crees"?!!
Noah vio como el joven de apariencia erudita pero expresión tonta, lo miraba pasmado con sus grandes ojos negros en medio del salón como si no supiera que hacer consigo mismo, no sabía si salir corriendo por ayuda, enfrentársele o auxiliar al pobre guardia convulsionado.
Ya comenzaba a entender porque el lunático se había fijado en él.
A todos los tiranos, les gusta un inocente loto blanco.
Poniendo los ojos en blanco, decidió seguir con sus propios asuntos. Cerro la puerta, levanto sus largas piernas y paso sobre el cuerpo en el suelo, como si no fuera más que un charco en el camino que tuviera que saltar.
Luego se agacho junto al guardia, extendió su mano hacia el cuello del hombre y extrajo una de las tres agujas de plata enterradas detrás de su oreja, apenas la pieza fue removida, el guardia dejo de babear.
Zie a su lado lo miraba impresionado y aterrado.
- No pongas esa cara, solo estaba bromeando. Mira, soy un buen oficial, nuestro amigo el guardia había estado patrullando toda la noche bajo tu puerta, ¿No te sientes mal por él? Simplemente le di un mano, necesitaba descansar. – el joven volvió a sonreír... pero a Zie esa sonrisa, no le pareció para nada reconfortante.
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El Oficial Demoniaco de la oficina 23 (Transmigración BL)
RomanceEn la central de segundas oportunidades, en el departamento de transmigraciones, renacimientos y deseos, anida el mundialmente infame Oficial Demoniaco de la oficina 23. Conocido por sus planes maliciosos pero efectivos y su extraño gusto por transm...