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Un atajo, un atajo en el cual la mentira que desembocó el caos ya no exista, eso es lo que buscas y lo que dudo que encuentres.
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Corriendo el iba, en su mente rondaba aquella persona que tanto amaba, lágrimas en sus ojos. En sus bellos ojos. Corría lo más rápido que podía detrás de su amado peli miel. Estaba agitado, ese cansancio que hacia que su respiración estuviera agitada, respiraba con dificultad intentando que el aire de sus pulmones vuelva a la normalidad, pero no se podía, ya que él no paraba de correr tras Larsson. Tropezaba en variadas veces, fallos que podía controlar, chocando con las personas a su alrededor que con variados insultos y palabras de bronca o/y intento de calma le decían, era desprevenido.
Choco con variadas personas a la vez, estas se habían enojado con el pelo piña por el "tropiezo".
— ¡Ten más cuidado imbécil!. — dijo por ahí una de las personas con la que el se había topado desprevenido.
— ¡Callese!, ¿¡usted nunca vio una persona en crisis o todos ustedes!?. — gritó enojado Thomas. La verdad estaba arto. Arto, enojado y triste.
Las personas se callaron y siguieron con lo suyo, la verdad sentían pena ajena, tal vez no por Tom, si no por el señor que no podría comprender una situación y salió enputado cabeza a bajo, mientras decía variados insultos por lo bajo.
Perdió de vista a su amado de cuernitos. Se desespero en el intento de encontrarlo, miraba con desesperación a todos lados, la gente lo veía y otras disputaban que no, seguían en lo suyo, peor tenían en vista al chico de cuencas.
— ¡Tord! — gritó por lo alto, lo más alto posible para que el otro lo escuchará y respondiera. Inútil. Inútil, por sabía que si lo escuchaba de igual manera no le iba a responder. Y dijo por lo bajo mientras sus pequeñas lágrimas salían, pequeñas y finas. — ¿Dónde estás? —
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Antes de que él otro se diera cuenta, corrió.
No lo quería ver, no quería volver a sufrir por aquella persona que le destrozo el corazón.
Veía que lo seguía y empezó empezó correr más rápido, le dolía el cuerpo y el pecho más que nada. sentía como la panza se le revolvía, el no tenía que correr. Al menos no esforzarse tanto. pero lo hizo, y mucho.
Thomas, ¿por qué me buscas?, ¿¡por qué ahora!?. Sentía que podía ser apuñalado por la espalda devuelta no quería eso, no quería llorar por un inútil chico que solamente lo necesita para hacerle daño. No lo merece. No lo quiere.
