Jacob Peters
El día de la presentación
El despertador empezó a sonar antes de lo que me hubiese gustado. No soportaba ese trasto. Siempre me sacaba de mi tranquilidad de la peor forma y me indignaba que tuviese que volver a acostumbrarme a su sonido.
Le di un golpe al despertador enfadado y intenté cerrar los ojos y dormirme de nuevo. ¿Que tenía de importante presentación para recalcar mis ojeras?
Pero no pude volver a dormirme. El metamorfo había irrumpido en mi cuarto.
Oliver, o cómo yo le llamo, El Metamorfo, es mi molesto hermano mayor. Don perfecto, siempre el número uno en todo...
Yo al revés que el resto pensaba en que si era tan bueno en todo porque no se había buscado un trabajo estable y vivía fuera de casa. Ya no tenía dieciocho años, sino veinte.
–Vamos, levanta perezoso –me dijo borde–. Mamá se sentiría decepcionada si tuvieran que llamarla al trabajo porque no has aparecido.
Y así es como en vez de tarde, salí de casa mucho antes de lo previsto y comencé el camino.
Al principio del camino no pasó nada extraño. Sin embargo eso cambió cuando ví a una chica de mechas azules que parecía querer hablar con cada persona que veía por la calle. Como la típica vieja chismosa que quiere ser el centro de atención de todos.
No pude evitar ponerme nervioso cuando se acerco hacia mi como si fuese el nuevo chisme y quisiera sacarme más información de la que ya todos tenían. Y por si te lo preguntabas, a lo que venía estaba muy cerca de lo que pensé.
Empezó a correr hacia mí a una velocidad impresionante y me saludó con la mano como si nos conociéramos de toda la vida.
–¡Hola! ¿Tu también vienes a la presentación? –empezó a hablar a la misma velocidad a la que había corrido– Es curioso porque juraría no haberte visto ninguno de los anteriores años. ¿Eres nuevo?
Mis ojos se habían abierto demasiado y me había quedado pasmado en medio de la calle.
–Emm... –dije confuso– Sí –finalicé nervioso.
Ella me miró como un extraterrestre por un segundo pero en seguida volvió a hablar.
–¿En serio? ¿De dónde vienes? ¿Por qué cambias de instituto ahora? ¡Espera! ¿Como te llamas? Que maleducada, ahora que lo veo no te he dicho ni mi nombre...
La chica no se cortó lo más mínimo pregunto y pregunto casi sin darme tiempo a responder. Yo, agradecí haber llegado al instituto en cuanto lo vi. Ya no tendría que intentar huir de sus preguntas.
La acababa de conocer y ya me caía mal, más de lo que debería.
Entramos por la puerta trasera y como no vimos a nadie empezamos a buscar. Bueno, en realidad ella fue la que buscaba y yo a quien se había acoplado y ya no soltaba.
Me sentí aliviado cuando dos chicos aparecieron por la puerta principal y la muchacha, una tal Hanna por lo que me había contado, corrió hacia ellos gritando el nombre de una de los dos.
–¡Maxime! –la otra chica parecía sorprendida
No tardé en entender que ni esperaba, ni quería su compañía. Maxime parecía molesta, como esperando que se fuese. Sin embargo, ella no fue la siguiente en hablar.
–¿Hanna? –el chico que acompañaba a la tal Maxime parecía haber visto un fantasma.
El chico se giró hacia su amiga y yo miré a Hanna curioso. Se notaba lo ofendida que estaba. Hanna no parecía para nada una persona que intentase ocultar sus sentimientos o tener un mínimo de discreción en sus expresiones. Al contrario, parecía la típica chica del drama.
–Sí, soy Hanna –dijo fulminando al chico con la mirada.
–Claro, claro –el chico intento restar interés a su despiste
–Bueno, el caso es que la guía va a empezar enseguida y aún no he visto nadie más que a vosotros...
Entonces capte lo que quería decir y Hanna me dio más asco aún si eso era posible.
Miré a Maxime y supe que ella también había pensado lo mismo. Luego giré la cabeza hacia el otro chico y un escalofrío me recorrió el cuerpo. Me estaba mirando fijamente.
–¿Quién es él? –el chico interrumpió a Hanna como si no hubiese empezado a hablar y eso me asustó aún más.
Él no apartaba la mirada y eso no hacía más que ponerme nervioso. Estaba empezando a asustarme de verdad.
No sabía si apartar la mirada, decir algo o seguir sin reaccionar. Se que podría haber intentado averiguar qué había detrás de esa intensa mirada pero lo intimidantes que eran esos dos, en especial ese chico que no apartaba la vista de mí, no me permitían pensar con claridad.
–¿Él? –sentí como se giraba hacia mí y me analizaba lentamente. Una mueca de asco se posó en su cara– Ah sí... –dijo con desinterés– He oído que es el
nuevo pero si quieres saber más, mejor pregúntaselo tu.“¿Has oído? Si... Si te lo he dicho yo... Hanna” escupí su nombre mentalmente con más asco del que hubiese empleado en alto.
A pesar de mis pensamientos, hasta yo note el silencio incómodo que ahora estaba entre nosotros.
–¿Y si entramos en el edificio? –parecía harta de Hanna– Puede que aún estén con la visita de los que empiezan segundo, pero yo no quiero morir de hipotermia.
Hanna parecía confusa, y aunque yo tampoco sabía que era la hipotermia no pude evitar pensar lo tonta que era.
Entramos y gracias a una profesora no dimos más vueltas. Esperamos hasta nuestra guía y no termino en acabar.
Maxime y el chico se fueron a dar una vuelta y yo me quedé solo con Hanna. Ella pensaba irse por ahí conmigo pero sin embargo sus planes cambiaron en cuanto vio a la chica morena con la que se juntó.
–¡Yanire! –gritó, y salió corriendo igual que se había acercado a mí
Yo, aliviado por haberme librado de esa tal Hanna, volví a mi casa. No pintaba nada fuera y lo que más quería era olvidarme de todo lo que había pasado esa mañana. Sin embargo, no me sacaba a ese chico de la cabeza.
No sabía que haría el día siguiente así que llegue a una única y tal vez precipitada conclusión. Le evitaría. Le evitaría a toda costa.
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Nate x JP, un amor de incógnito
Teen FictionNate, un chico que al que nunca le ha gustado nadie más que su mejor amiga, no necesita nada más en su vida. Para Jacob, sin embargo, las cosas nunca han sido tan fáciles. Aún así, cuando Nate conoce a Jacob algo parece cambiar. Ya no tiene nada cla...