Hanna Damalet
Por un segundo, no supe cómo reaccionar. ¿Que hacían esos tres chicos en la puerta de mi casa? ¿Por qué habían tirado piedras a mi ventana? ¿Que querían de mi?
Les miré de arriba a abajo y enseguida caí en la cuenta de su preocupación. ¿Que había ocurrido? ¿Acaso me necesitaban? Sin embargo, la voz de Maxime no me dejó continuar con mis pensamientos.
–¿Es muy tarde para que bajes?
Si no estaba suficientemente de piedra, os aseguro que lo terminé de estar. No daba crédito a lo que acababa de oír. ¿Bajar? ¿Con todos durmiendo? ¿A estas horas? Esto tenía que ser un error, estaba segura.
–¡¿Que?! –al darme cuenta de mi tono de voz intenté bajarlo. No quería despertar a todos los vecinos– ¿Que hacéis aquí? ¿Que queréis?
Maxime cambio su expresión en el momento en el que abrí la boca. Eso me hizo ser consciente de como había sonado mi voz.
Ya casi me había olvidado de toda esa historia por un segundo, pero, tanto sus caras de intensiva preocupación como mi vulnerable voz me devolvieron a la realidad como si me hubiesen tirado un vaso de agua fría.
Tal vez por eso tarde otros segundos más en comprender que tenía delante, ni más ni menos que a Nate y JP. Ellos. Por quienes había discutido con Jason. A quienes había intentado defender. ¿Acaso estaban aquí por él?
–¿Pasa algo con Jason? –pregunté inconscientemente
Al instante vi que había acertado.
–Tienes que ayudarnos –susurró Nathaniel agotado.
–Pero... –repliqué– ¡No puedo salir de casa! ¡Estáis locos! ¡¿Que queréis que haga?!
–Pues déjanos entrar –soltó Maxime
“Pues déjanos entrar” “Eh...” No daba crédito a lo que oía. No podía dejarlos entrar. Era casi tan loco como irme de casa. Ambas cosas eran unas locuras y no estaba dispuesta a asumir tal riesgo.
–No, ni de coña –respondí, ya algo borde; ¡Esto era increíble! ¿Como podían presentarse así y preguntarme tal cosa?
–Hanna, por favor –empezó la chica–. Necesitamos tu ayuda...
–No –tenía muy clara mi repuesta y por nada del mundo hiba dejar que me ocurran cambiar de opinión, no en algo tan loco.
Ellos compartieron una mirada preocupada pero tras unos segundos parecieron entender que no era posible porque Maxime negó con la cabeza y se dispuso a irse.
–Vámonos chicos, es obvio que aquí no vamos a conseguir ayuda.
Por un momento me llegue a sentir hasta culpable. Me obligué a tranquilizarme, no podían ponerme nada en cara. Había elegido la opción más racional. Al fin y al cabo... La respuesta más racional siempre es la más acertada ¿no?
Y poco a poco vi como desaparecían de mi vista entre calle y calle.
Nathaniel Parker
Empezamos a alejarnos de la casa de Hanna con los nervios a flor de piel. Disparar tiros al aire era, sin dudas, lo menos seguro que existía, más con el tipo de gente que era Hanna. Sin embargo, ya era nuestra última opción.
El corazón me latía cada vez más rápido. No podía oír las pisadas de Hanna detrás mío y eso me preocupaba. A lo mejor el plan de Max no había sido tan bueno como a los tres nos había sonado en un principio.
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Nate x JP, un amor de incógnito
Teen FictionNate, un chico que al que nunca le ha gustado nadie más que su mejor amiga, no necesita nada más en su vida. Para Jacob, sin embargo, las cosas nunca han sido tan fáciles. Aún así, cuando Nate conoce a Jacob algo parece cambiar. Ya no tiene nada cla...