Levantarme sin ninguna clase de despertador hizo que mi buen humor se activara. Por suerte, ayer había sido viernes y hoy me tocaba tener el día libre.
Fui a la cocina y abrí el frigorífico adormilado. No me lo podía creer pero me encontré con que estaba casi vacío. Y ahí mi buen humor desapareció abruptamente.
–¡Mama! –grite sin preocuparme por si seguía durmiendo. De todas formas, era raro que no se hubiese despertado antes que yo– ¡No hay comida! –no hubo respuesta– ¡MAMA! ¡Despierta!
Al ver que no respondía, de mala gana, recorrí el pasillo y me dispuse a abrir la puerta de su cuarto. Obviamente, solo me dispuse porque, en un abrir y cerrar de ojos, dos manos me habían cogido de los hombros e impedido agarrar el picaporte. Odiaba ser tan flojo y predecible.
También sabía perfectamente quién me había detenido sin darme la vuelta aunque no tardé nada en reacionar y girarme buscando una explicación.
Había sido mi hermana pequeña, Ada, como no...
–No entres –se limitó a decirme
Yo estaba incrédulo. ¿Por qué no podía? ¿Por qué esa enana no quería? Ella se había quedado sin decir nada más delante mío. Simplemente me miraba fijamente con toda normalidad.
–¿Que pasa? –le dije bordemente– ¿Por qué no puedo entrar?
Ella puso la ojos en blanco como si fuera idiota y me miró con su cara de “se mas que tu”
–Bueno, si quieres entrar haz lo que quieras –me mando una mirada asesina. Yo estaba intrigado–. No te lo recomiendo.
–¿Por qué? –esta vez lo dije más por la curiosidad que por el simple hecho de que me dejara tranquilo– ¿Que pasa?
Ella tan fastidiosa como siempre, se hizo de esperar. Sabía que eso me molestaría.
–Bueno... Averigualo tu mismo. Al fin y al cabo, es lo que ibas ha hacer ¿no?
La mire lo peor que pude he intenté guardar mis ganas de empujarla y gritarle que no tenía tiempo que perder.
–No, en serio –dije molesto– Dímelo. Se buena hermana y cuéntamelo.
Ella sonrió maliciosamente, y de repente, con el retraso que solían tener me di cuenta de que me había auto-humillado. O al menos desde su fastidioso punto de vista. ¿Como podía ser que ella siempre saliera ganando? ¡Le sacaba una cabeza y también dos años! Seguro que no tardaría en contarles a sus amigas que era un estúpido y siempre salía perdiendo. Entonces, intenté recordad en que se suponía que me había ganado y ver que no tenía sentido me sentí aún más tonto.
Me centré en lo importante.
–Esta bien, pero ahora dime qué pasa –dije mosqueado
Ella suspiró y decidió tomarme en serio por primera vez en si vida.
–En realidad no sé muy bien que ha pasado... Solo que cuando mamá a despertado papá no estaba en casa –se paró un momento indecisa–. Tu estaba tan dormido que ni debiste darte cuenta pero se puso dramática. Incluso pensó en ir a buscarlo pero la dije que no hacía falta, que ya volvería.
»Al final llegó por las diez a casa. Mamá al principio se puso a bombardearle a preguntas pero entonces papá se acerca a ella y la susurró algo. Algo que hizo que su enfado y preguntas se convirtieran en preocupación.
–Espera –la interrumpí
–O, ya entiendes a lo que me refiero.
–Sí, que por qué no estaba en casa –dije desinteresadamente
–¡No, tonto! –me volvió a mirar con ese aire de superioridad
–Entonces... ¿Que dices?
–Papá se lo dijo al oído porque no quería que le oyese, que los dos le oyéramos. ¡El enfado de mama se esfumo al oírle! ¡Ya conoces a mamá enfadada!
–Entonces... ¿Que insinúas?
La chica miró a sus lados con precaución.
–Ven a mi cuarto, tengo que decirte una cosa.
Entré en su cuarto y ella cerró la puerta tras de mí. Me pregunté que era tan importante. Luego se sentó en su cama y soltó la razón por la que me había detenido.
–He puesto una cámara en su habitación para poder ver la conversación. Obviamente si la interrumpes nunca sabrás el porqué de todo este jaleo.
Me quedé de piedra. ¿Que mi hermana había hecho que? No me imaginaba la reacción de mi madre si se llegase a enterar.
Después de hablar con mi hermana me puse con mi móvil para dejar pasar el tiempo mientras que mis padres no salían de aquel cuarto aguantando mi hambre ya que ni había desayunado.
Entonces mi móvil sonó asustándome y haciéndome perder la partida. Y todo por un mensaje de Max.
Abrí el mensaje, rezando porque no hubiese perdido una partida para nada.
“Hola, como básicamente ni yo ni vosotros tenéis ningún amigo más en el insti he hecho este grupo del grupo de allí. Y así ya de paso ya sabéis el número del otro” leí. En realidad, no me extrañaba que Max hubiera hecho ese grupo, era muy típico de ella. Sin embargo la mejor parte del mensaje era en la que mencionaba que a partir de ahora tenía el número y WhatsApp de JP. ¡Podía llamarle cuando quisiese!
Precipitadamente, añadí el número de JP a mis contactos y pensé en empezar una conversación. Estaba conectado, eso me facilitaría las cosas.
Entonces me pare un momento. ¿Como podía empezar? ¿No le resultaría demasiado raro o incluso psicópata? ¿No podría pensar que estaba obsesionado?
“Después de todas las veces en las que podrías haber pensado eso te preocupas ahora” pensé. E ignorando a mi consciente, le escribí de la manera más sencilla. Me volví a tirar de cabeza.
Le escribí “hola”, él no tardó más de tres segundos en responderme y al final, no sé cómo, acabamos quedando esa misma tarde.
No había preguntado nada a mis padres pero estaba impaciente y le dije que podría ir.
Llegó la hora de comer y aunque por primera vez, dudaron en dejarme salir cuando no había suspendido ningún examen. Aún así al final me dejaron y como había quedado pronto no tardó en llegar la hora.
Me preparé y mientras me ponía los zapatos vi como mi hermana pequeña se acercaba a mi.
–Nate –empezó en un tono relativamente bajo–. Ya conseguido sacar la cámara, voy a ver la grabación.
–Esta bien, –dije, este tipo de cosas hacían que nos lleváramos bien durante tiempo limitado– cuando vuelva me cuentas.
Y así salí por la puerta para encontrarme con el chico al que a pesar de conocer desde tan poco tiempo, me hacía ver todo de una forma distinta.
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Nate x JP, un amor de incógnito
Teen FictionNate, un chico que al que nunca le ha gustado nadie más que su mejor amiga, no necesita nada más en su vida. Para Jacob, sin embargo, las cosas nunca han sido tan fáciles. Aún así, cuando Nate conoce a Jacob algo parece cambiar. Ya no tiene nada cla...