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Llegó a casa, y me coloco algo cómodo para dormir, recojo algunas cosas de la cocina y acomodo mi sala, entre eso que voy ordenando los cojines, tocó una cadena delgada y en cuando la agarro, es una preciosa A con piedreria blanca, y su cadena fina dorada.

Y claramente sé quién la dejo.

En eso, agarró mi celular para escribirle a Anais que ya llegué.

Ya llegué princesa tranquila 💘

Esta bien amore, que descanses ❤️

Cuando iba a responder, mi teléfono se apagó, no tenía batería.

Lo coloque a cargar, y me acosté.

Y no puedo creer, nada de lo que pasó está noche, de como me fui de acá y con la alegría que volví, tienen que ver mi rostro, ahora por todo se me dibuja una sonrisa.

Dia siguiente.

No hicimos las cosas bien, hubo demasiada confusión, estábamos separados, quisimos amarnos en silencio, pero sobretodo querer ocultar el sol con un dedo.

Si fue muy difícil el proceso, esos momentos en que no la tenía, y todos los pensamientos de ambos que solo nosotros luchabamos con ese recuerdo.

Por miedo a la sociedad, por el tiempo, por tantas barreras que nosotros mismos nos pusimos.

Pero hay algo tan cierto, y es que cuando el amor el real, siempre llega a su tiempo.

Y es por ello que ahora, tengo a mi princesa al frente.

La tengo cerca, y aunque todo esto parezca una película, en este mundo es real.

Siempre quise que fuera real.

—Sabes Adriano, yo siempre pensé en que nunca ibas a ser para mí, en que este amor que sentía, siempre se iba a quedar allí — expresa con sentimiento.

—Ya no pienses más en eso amor, ya estamos aquí —dije agarrando su mano.

Paso rato después, pues estábamos en un centro comercial, y disfrutábamos cada tienda.

— Vamos a mi casa —dice, mientras pago algunos postres.

—¿Que? — pregunte.

— Sí, vamos — vuelve a decir —mamá está allá, y estaría bien que compartieras con ella, hace mucho que no se ven... no digo que te presentes allá, cómo alguien que aún no eres - dijo con obviedad.

—Ay mi amor, está bien, vamos —dije y salimos de la cafetería.

La mamá de Anais siempre fue especial conmigo, una señora dulce y tan preocupada por el bienestar de las personas que ama, recuerdo perfecto como era con Josuel, conmigo y con todos los muchachos.

Su atención siempre fue perfecta.

Subimos a mi motocicleta, y agarre el camino hacia su apartamento.

Paso un rato más y llegamos.

La zona por dónde vive Anais es muy transitable, por ello en su calle hay varios carros estacionados, sin embargo ubicó la moto al frente de la entrada.

Ella baja y antes de que entre hablo.

—¿Le diremos algo a tu mamá, princesa? — pregunte.

—Por ahora no amore — respondio.

Asiento y subimos por el elevador, llegamos y abre la puerta.

Cuando entro, fue tan inexplicable lo que sentí, estaba de nuevo en esa casa, dónde disfrute tanto.

Todo estaba igual, apesar de los nuevos adornos y muebles que tenía la casa, seguia teniendo esa escencia.

Aunque ya nada era igual.

Rápido mi princesa, levanta la voz y llama a su mamá.

—¡Mamá, ya llegamos! —comenta llegando a casa.

Su mamá sale de la cocina, con una dulce sonrisa.

Y se queda estática al verme.

— ¿Adriano? ¡Mi niño! —rápido la abrazo. — ¡Que alegría verte hijo!

— ¡Señora Ana, el gusto es mío! —dije feliz.

—Pero pasen, cuéntenme que te trae por aquí —pregunta.

Anais sube a cambiarse un momento, y yo me siento con su mamá a platicar en la cocina.

—¿Quieres algo de tomar? —pregunta.

—No sé preocupe, un vaso de agua está bien — digo.

—Tenía bastante tiempo que no te veía hijo... ¿Cómo ha estado todo? ¿La familia?

—Sí señora Ana, todo bien gracias al cielo, ahora mi papá está trabajando en Towel en su hotel y mamá compartiendo con su familia —respondo. —¿Y usted? ¿Cómo ha estado todo?

—Me alegra hijo, todo bien por acá, feliz de ver cuánto han crecido mis hijas

—Me alegra mucho, Anais está preciosa -le comento con una sonrisa — ¿Y María? — pregunte.

—Anais está más preciosa cada día, y María ya tiene su casa hijo, ahora está trabajando

Antes de seguir hablando, baja Anais.

—¿De que hablan? —pregunta riendo.

—Tenía mucho tiempo que no veía a Adriano hija —responde la señora Ana.

Nos colocamos hablar los tres, paso mucho más rato y ya se hacía tarde.

— Ya vuelvo hijo — comenta su mamá, atendiendo una llamada.

Veo que se aleja y hablo con mi princesa.

—Princesa, ya es tarde, debería irme — comenté.

—Es verdad amore —dice un poco triste.

— No te preocupes amor, mañana nos podemos ver.

—Está bien, mañana conversamos algo que te quería comentar —dice.

—Está bien princesa —dije y le di un beso en su coronilla.

Me despido de su mamá, y bajo de su apartamento.

Subo en mi moto, y a la hora antes de arrancar, subo mi vista a la terraza de Anais, y allí la veo asomada, y le articulo con mis labios un "Te amo" y ella sonríe.

Termino de irme.

Llegó a casa, guardo la moto en mi garage y subo, y apenas entró, veo a jorgine en la sala.

Y apenas vio mi sonrisa, ya sabía lo que me pasaba.

Pues, solo una persona es producto de mi felicidad.

Algo Perfecto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora