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Adriano Smith.

Me despierto cuando oigo el ring de mi celular, con flojera y aún con los ojos cerrados trato de buscar mi teléfono hasta conseguirlo. Atiendo sin mirar el nombre del contacto.

—¡Hola hijo!
— Hola papá —respondí adormilado.
—Perdón si te desperté pero por la hora, pensaba que ya estarías despierto.
—Tranquilo papá, cuéntame.
—¿Cómo van tus vacaciones? Towel ya te extraña.
—Van geniales papá, también extraño a mi playa pero hay cosas importantes que tengo en la cuidad ahora.
—Tendrás que contarme luego hijo..—dijo riendo.
—Así será, te avisaré cuando vuelva papá.
—Está bien hijo, espero sea pronto.
—Adiós papá.

Colgué y me levanté apenas ví la hora.

Hoy tenía que verme con María para terminar de arreglar la sorpresa que le tengo a mi princesa.

Me duche, desayuné, y salí.

En el camino, no podía dejar de imaginar a mi princesa besándome, fue mágico el beso de ayer. De solo pensar que vivir, amanecer, convivír con ella es perfecto.

Ella me transmite esa confianza de que todo siempre estará bien, de que todo es lindo si estamos juntos, me da la paz de poder vivir feliz.

Sonrío mientras llego a la casa de María.

Pues anteriormente me había contado que se había mudado, sin embargo no había venido a su casa antes.

Tocó la puerta de la gran casa gris, y veo como me abre.

—¡Hola cuñado! —dijo sonriendo, y hasta yo sonreí de lo precioso que es el apodo, daría lo que fuera para asegurar que si Anais hubiese escuchado eso, moriría de felicidad.

-—¡Hola cuñada! —- seguí el juego.

Entre y me di cuenta de lo linda que era su casa, todo combinaba muy bien, tenía una sala preciosa. Tomamos café, y comenzamos a terminar de cordinar todo.

....

Luego que salí de la casa de María, llame a mi princesa.

-—¡Hola mi princesa!
-—Hola amor...-note cómo lo dijo adormilada.
-— ¿La princesa está durmiendo?
—-Me quedé dormida luego que llegue de la universidad mi amor, pero cuéntame, te escucho rey. —-dijo con un tono precioso.
— Llegaste cansada mi amor, te llamaba para ver cómo está todo y si podía pasar por tu casa princesa.
—-¡Claro mi amor, ven! —dijo feliz.
—Ya iré mi vida.

Pase por el marketplace, y compré muchos snacks que se que le encantan a Anais. Pague, y fuí para su apartamento.

Llegue, y ví que me esperaba sentada en su balcón, al darse cuenta que había llegado, sonrío y bajo.

Apenas abrió la puerta de su edificio, corrió a mis brazos con amor, la envolví en mi.

-—Hola mi amor. —susurro en mi cuello.

-—Hola mi princesa. -—dije dándole un beso en su mejilla.

Rei cuando note que su carita estaba rosada.

-—Te amo, te amo mucho. -—dijo para después darme besitos por todo mi rostro.

-—Yo te amo mucho más, mi pequeña princesa. —- dije feliz. —- Vamos a subir amor ,¿o quieres quedarte aquí?

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