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Adriano Smith.

Ya han pasado varios meses desde la graduación de mi novia, la fiesta fue increíble y pude ver lo feliz que ella estaba en todo momento. Verla sonreír para mi, ya se volvía adicción. Es tan precioso cuando ríe tan genuino como siempre lo suele hacer, sus ojitos chiquitos se achinan más de lo normal, y sus mejillas se vuelven rojitas. El destello de amor, y felicidad que genera al reírse, tan poderosa que se ve cuando se viste de gala. Los mechones de su lacio cabello que la acompañan con tanta frescura, y sus lentes negros que la hacen ver aún más hermosa.

Verla así, se volvía mi adicción favorita.

Ya casi llega su cumpleaños, oírla organizar e idealizar como quiere todo, para mi son órdenes. La emoción que tiene cuando ya se acerca, hace que mi corazón solo quiera seguirla complaciendo. Al final, es mi princesa. Y en realidad, merece mucho más de lo que puedo darle.

Ya son 22 años.

Mi pequeña mujer.

Mis primas están muy emocionadas, y su familia también, por ello he pensado que las cosas que le pueden gustar y ayudarla en toda organización. Mamá le tiene una sorpresa también, y se siente satisfactorio que la quieran tanto.

He pensado en hacerle varias sorpresas, incluyendo a toda la familia y amigos de mi princesa. Por eso hoy, iba a visitar a la Señora Ana quien seguro me ayudaría mucho. Anaís no está en su casa, ayer se había ido a pasar unos días con Tita por eso aproveche de ir. Cerré mi casa, y baje a encender mi moto.

Pero alguien me sorprendió.

—¿Que haces aquí Sabrina? —dije rodando mis ojos.

—¿Ya no soy tu amiga? Quería verte..— dijo en súplica.

Intento acercarse a mi, pero enseguida la aleje.

—¿Como crees que sigues siendo mi amiga? Intentaste alejarme de la chica que amo, colocaste demasiadas mentiras en tus redes solo por creer que así iba a dejar de estar enamorado de ella, y te iba a querer a ti. — respondí. — Quiero que ahora mismo, te vayas.

—¡Tú tenías que ser para mi! ¡Siempre me cansaste de hablar de ella! ¡Yo te amo Adriano! — comenzó con su ataque de histeria.

—No soy para ti. Y basta de este espectáculo Sabrina.— hable fuerte.

Cerré mi casa, y ella salió molesta de allí.

Es tan insoportable.

Arranque en mi moto, directo al apartamento.

.....

—Si claro, hoy mismo saldría a comprar los globos que faltan...—me respondió la señora ana.

—Perfecto, mi mamá querrá venir, claramente si es de su agrado. Le tiene varios regalos y sorpresas preparadas también, yo me encargaré de lo demás que haga falta. ¿Le parece bien? — Comenté.

—Hijo ni me lo digas, Anaís le ha encantado tu madre, claramente tiene que estar ese día. ¿También tus primas no? Esta bien hijo, su papá también querrá colaborar sé que entre el apoyo de todos, quedará todo precioso.

—Claro lo entiendo, y si, seguramente mis primas también.

— Entonces quedamos así, seguro tienes que hacer más diligencias. —Opino.

Bebí el último sorbo de jugo de naranja, que me había ofrecido antes.

—Si señora, ahorita iré a eso de una vez. — respondí con una sonrisa.

—Gracias por todo Adriano, también iré a comprar todo lo que falta.

—Nada que agradecer señora ana, claro, la acompaño.

Salimos de el apartamento, y se quedó en una tiendas muy cerca de el edificio. Seguí en la moto, a comprar todo lo que tenía pensado.

El día había sido largo, ya la tarde había caído, y el sol se ocultaba. Había estado hablando con Anaís, ella era feliz mientras salía a todos lados con Tita.

Ya solo faltaban, 2 días para su cumpleaños, y ya prácticamente tenemos todo.

Ya me imagino su carita al saber todo.

Llegue a casa, deje todas las cosas en la mesa, tome un ducha para ponerme cómodo y comer algo, entre a mi habitación, encendí el aire acondicionado. El día si que había sido agotador pero sin duda había válido la pena, me coloque un pequeño short y salí a buscar mi celular que sonaba.

Llamada entrante;

Papá.

—Buenas noches papá. ¿Como estas?
—Hijo, todo bien por acá y tú?
—Me alegro, bien igualmente
—Te llamaba rápido, porque te informo que ya compré el terreno en donde se construirá el centro comercial, quiero que nos enfoquemos en eso. Mañana en la tarde tendré la reunión con los arquitectos y quiero que estés allí y nos digas lo que quieres.
—Es una excelente noticia papá, iré pensando en cómo organizaremos las ideas para la infraestructura. ¿En donde y a qué hora debo estar?
—Mañana te informaré hijo, ve pensando entonces.
—Esta bien, feliz noche papá.
—Adiós hijo.

Todo el trabajo que ahora debemos organizar, no será fácil.

Pero sé que tendremos excelentes resultados.

Me acordé, sobre algunas sorpresas que debía organizar y llamé a mi agencia de festejo y decoraciones de regalos de mi total confianza.

—Buenas noches. ¿Graciela?
—Buenas noches, Señor Smith, en que podemos ayudarlo?
—Mañana estaré a primera hora en su principal sucursal, necesitaré nuevamente sus servicios con algunos regalos, decoraciones y ramilletes que necesitaré.
—No hay problema, mañana lo esperemos con todo el equipo para llevar a cabo sus deseos.
¡Gracias por comunicarse con la agencia!
—Gracias, buenas noches.

Mañana también sería un largo día.

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