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Adriano Smith.

Salí del apartamento acompañado de María, y de verdad que había sido una tarde súper productiva con ella, hablamos de muchísimos temas con referencia a Anais y me ayudó mucho de sus gustos y regalos que le puedo hacer, además me ayudó a organizar la sorpresa que le tengo a Anais para hacerla mi novia oficial. Cuando ya voy camino a mi residencia le escribo a Anais, la verdad lo pudimos haber mucho en la tarde por el tema de que estaba hablando con María.

Llegó a casa, tomo una ducha y me acuesto. Veo que mi princesa me ha respondido.

Bueno amore, tranquilo
Espero también descanses, hablamos mañana ,te amo más❤️

En eso me entra una llamada de mamá, la cual fue rápida, pues solo me preguntaba cómo iban las cosas con Anais, mi mamá amó a Anais desde que la vio, y asegura que ella es la persona correcta para mí.

Y eso no lo puedo negar.

Después de pensar en las sorpresas que le quiero dar a Anais, me quedo dormido pues el día ha sido agotado.

.....

—Hermano, me parece perfecto esa idea. — opina Germán cuando le comento, lo que estoy preparando.

— María me ayudó a llegar a esa conclusión, y conociendo a mi princesa sé que le encantará — dije feliz.

— Es increíble la felicidad que ella te transmite, mira como estás, estás enamorado Adriano — comento.

—Estoy muy enamorado, fue inevitable — dije como un tonto riendo.

—¿Mañana tienes planes con Anais? — me pregunta.

—No, también pensamos en vernos mañana, pero aún no sabemos a dónde ir. — conteste.

— ¿Que te parece si mañana salimos a cenar, los tres? —pregunta. — Bueno, si quieren salir solos, está bien

—Me gusta la idea, también creo que el sábado, los muchachos vendrán a compartir aquí en la casa y pensé en que Anís viniera, para que volviera a tener confianza con ellos —dije.

—Que bien sería eso.

— Si, hablaré con Anais lo sobre la cena y te aviso cualquier cosa —.

— Vale hermano —dijo y salimos de la casa.

Llegó al apartamento de Anais, tocó el intercomunicador y me abre la Señora Ana.
Subo y me recibe dulcemente en la puerta.

—Buenos días Adriano. — saludo.

— Buenos días Señora Ana. — dije con una sonrisa y la abracé.

— Anais ya saldrá hijo, se estaba cambiando —opino.

—Oh, está bien, gracias — respondí. — ¿Cómo ha estado todo? - pregunte.

— Todo muy bien hijo, y tú? — pregunto. — ¿Quieres algo de tomar o de comer?

—Gracias al cielo, por mi parte todo bastante bien — respondí. — No, tranquila, no sé moleste —.

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