Epílogo

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Narrador

Seis años después...

—¿Quieres dejar de mirar esas notas? —Keira retira con violencia la prensa ante él y la lanza a un costado de la mesa —¿Puedes por lo menos disimular delante de mí?

—¿En el desayuno Keira? —le reclama —¿A las putas seis de la mañana? —vuelve a arremeter.

Los ojos de su mujer se tornan negros y su rostro rojo. Se levanta tirando la silla en el proceso y lanza los cubiertos en la mesa. Por fortuna, su hijo no está con ellos esta vez. Sus abuelos quisieron pasar con él ese fin de semana.

—¿Pretendes que ignore cada que te quedas viendo una nota de ellos? —vuelve a atacar.

—Lo único que te falta es que insinúes que es mi amante —se defiende tomando la prensa y doblándola cuidadosamente para lanzarla a un lado. —es con la única que no me has celado.

A Connor la vida le había sonreído, por lo menos en el plano económico. Tras su matrimonio con Keira y con un hijo, Hamal Lennox (su suegro) le cedió el trono en la cúpula de su compañía.

Poseía todo lo que siempre había soñado e incluso un poco más.

Era su vida sentimental la que era una mierda, no era feliz. Su esposa era egoísta, caprichosa y sus gastos excesivos ocasionaban grandes discusiones. Cuando las disputas alcanzaban un nivel peligroso se iba de casa por horas. Su visita con el terapeuta dio sus frutos, aprendió a controlar su temperamento.

Keira lo ponía a prueba casi todo el tiempo.

—¿Olvidas lo que fuimos?

—Quisiera hacerlo —acepta tomando los cubiertos. —lástima que no exista un día en que no me lo recuerdes. Llegaré tarde esta noche...

El golpe seco en la mesa de comedor hace saltar el vaso y la tasa con el café humeante. Keira ha golpeado el vidrio de la mesa de comedor exigiendo atención. Alza el rostro hacia ella indiferente. Es su castigo por haber dejado a una buena mujer y darse cuenta demasiado tarde lo que tenía en casa.

—Iré contigo —le advierte y suspira pesado —es mi empresa y no la tuya. No me importa cuántas amantes tengas, no puedes dejarme porque soy la dueña.

—Salimos a las siete.

Se incorpora de la silla toma el saco alejándose de la disputa. Demasiado tarde y con la persona equivocada aprendió a controlarse. Supone que el destino es como dicen.

Un niño en pañales que goza defecando sobre los más imbéciles.

Entra al estudio y pasa seguro, detrás de esa puerta estará el problema siempre, es algo que tiene claro. Además, que ella tiene razón, están unidos de por vida por un hijo y la empresa. Se acerca a la caja fuerte la abre y extrae el viejo álbum, se sienta y lo abre al azar.

Constantemente se encontraba buscando en otro ambiente la felicidad que le hacía falta. Bien sea en los brazos de otra mujer o en el pasado. En este último permanecía por horas, gracias a sus recuerdos y a las fotos de su primera esposa que guardaba en el viejo álbum.

Contrario a la actitud empleada por los Austen Ellery (no saber o tener algún tipo de contacto con Connor y Keira) Él estaba al tanto de lo sucedía en aquel matrimonio gracias a la prensa que seguía de cerca la noticia del hijo del empresario alemán que se había alejado de la familia y radicado en América.

infielesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora