Capítulo 0

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El sonido de la reja de metal abrirse se escuchó por todo el pasillo del lugar.

—Hanemiya, llegó la hora, dirígete a la oficina del alcaide para que firmes tus papeles—

El joven con el cabellor recogido a manera de cebolla salió de la celda y caminó por el pasillo dirigiéndose a dónde se le indicó en medio de gritos del resto de sus compañeros encarcelados.
Una vez dentro de la oficina se le entregó algo de ropa casual para poder cambiarse y después terminar los trámites para hacer oficial su libertad.
—Este es el último, firma aquí por favor— Dijo el hombre de mediana edad mientras señalaba una línea al final del documento. Después dirigió su mirada a los ojos del joven frente a él. —Por fin es tu día Hanemiya, luego de 10 largos años...— Soltó un suspiro al terminar de hablar. El chico del tatuaje volteo a verlo a los ojos después de haber firmado y enderezó su cuerpo.
—Lamento haberle causado molestias estos años alcaide Fujimura— hizo una reverencia hacía el hombre frente él, quien inmediatamente lo tomo de los hombros y lo hizo regresar a su posición inicial. —No vuelvas a agachar la cabeza muchacho, tu mejor manera de agradecerme será seguir siendo el mismo chico honesto que vive bajo su propio concepto de justicia... Tu evolución en los últimos años ha sido digna de admirar. Ya no eres aquel niño inestable que ingresó aquí.
Espero no volverte a tener por aquí a menos que sea para visitarnos. Te deseo mucha suerte Hanemiya. Mejor dicho te deseo mucho éxito... Kazutora— Los ojos del joven brillaron levemente y sonrió con orgullo.
—Muchas gracias alcaide—. Se acercó y ambos se abrazaron con una calidez similar a la de un familiar, lo que hizo que el joven se llenará de nostalgia.
—Espero poder visitarlo pronto y traerle buenas noticias sobre mi vida— Kazutora sonrió ampliamente mientras extendía su mano para estrecharla con la del alcaide, quien correspondió el apretón de manos y de este modo ambos se despidieron. El joven del tatuaje de tigre en el cuello salió de la oficina y caminó hacia afuera de las instalaciones.
Cuando por fin pudo ver la enorme puerta blindada a unos cuantos metros frente él, se detuvo un momento y volteo a ver por última vez el lugar que lo había resguardado durante los últimos 10 años. Su mente se llenó de recuerdos buenos y malos en ese lugar, de un momento a otro los dolorosos flashbacks del día de su detención se hicieron presentes en su cabeza. Cerró en los ojos y negó con la cabeza. —Seguro no estarías contento si vuelvo a culparme ¿cierto?— Miró al cielo unos segundos, para después darse la vuelta y dirigir su mirada hacia el guardia encargado de la puerta. Ambos asintieron con la cabeza y la enorme puerta comenzó a abrirse frente a él, a lo que Kazutora caminó con la frente en alto.
Una vez fuera cerró los ojos, respiró hondo y soltó un gran suspiró. Su tranquilidad se vio interrumpida por el sonido de un automóvil estacionándose frente a él.
—Ah pasado un tiempo—
El vidrio del automóvil comenzó a bajar dejando ver a un apuesto chico de cabello negro.
—Bienvenido de vuelta... Kazutora—
Kazutora dejó caer su maleta con asombro.
—¿Qué estás haciendo aquí... Chifuyu?—
—Te prometí que vendría por ti cuando recuperarás tu libertad ¿No es cierto?— Dijo el conductor con una amable sonrisa.
—Creí que...—
—Yo siempre cumplo mi palabra Kazutora— El rostro de Chifuyu se tornó serio, mientras el de Kazutora se sonrojaba levemente y sus ojos estaban a punto de llenarse de lágrimas.
—¿Qué, vas a llorar?, Sube de una vez, vamos a comer para celebrar tu nueva vida—
Soltó un ligera risa y quitó el seguro de la puerta del copiloto.
— ¡Cállate! Es solo que estoy algo nostalgico de dejar el lugar en el que he vivido casi la mitad de mi vida y regresar al mundo al que estaba acostumbrado— Tomó su maleta del suelo y se apresuró a subir al auto.

Bajo la sombra del fantasma de mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora