Conozco su sucio secreto

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Como ya mencione antes, estar con Dee es como estar en una montaña rusa, pase de estar en lo más alto a casi estrellarme contra el piso. 

(...)

Salí temprano de casa, era viernes pero justo no tenia clases por sepa la chucha que se celebraba o conmemoraba, algo así me dijo Dee. Con mi mochila en mi espalda la cual pesaba mucho de tanta comida para gato que llevaba en ella. 

Solía gastar parte de mi dinero en comida para gato y golosinas, no vayas a creer que la comida de gato es para mi, no, no, no, bueno solo la probé una vez por curiosidad, no sabe tan mal, pero no es para mi, ¡juro que no!, es para los gatos del vecindario. 

Ya que no puedo tener un gato, me conformo con alimentar a los de la calle, y así me paso toda la mañana, entre gatos, me hacen sentir tan feliz, amo a todos los gatos pero sin duda alguna los negros son mis favoritos. 

Regrese a casa, al cerrar la puerta detrás de mi, un silencio increíble se hizo presente, ni un solo ruido, tal parecía que no había nadie en casa, bueno iba a aprovechar para escuchar mi música a todo volumen, subí las escaleras cuando escuche un sonido en la cocina, me detuve en seco para voltear a ver abajo, juro que pude escuchar como movían algunos platos.

Mi corazón estaba acelerado, pero si había algo ahí, estaba listo para enfrentarlo sin miedo, camine lento pero seguro bajando escalón por escalón, hasta que sentí que algo toco mi hombro.

-¡AH SANTA MADRE DE LOS GATOS!.- grite a la par que daba un saltito, me di la vuelta y ahí estaba aquel rubio.

-¡IDIOTA! casi me matas de un susto.- le dí un débil golpe en el pecho.

-Lo siento, pensé que si me habías escuchado.- rió.  -¿por qué ibas caminando así?.- preguntó tranquilo. 

-Porque.- hice una pequeña pausa y mire escaleras abajo. -No por nada, estamos solos en la casa, ¿verdad?.- lo mire con malicia y una pequeña sonrisita se formo en mi rostro. 

-Parece que sí, Hevs.- me miro de la misma forma.

No me dio oportunidad alguna de responder, cuando me cargo tontamente.

-Espera Dee, ¡me vas a tirar!.- 

-Deja de moverte tanto entonces.- 

Me llevo hasta su cuarto y me dejo bruscamente en la cama, se creía John Cena o algo así.

-Oye, que delicado.- me queje.

-Deja de quejarte tanto y bésame de una maldita vez.- se posiciono sobre mi, deteniendo su peso con los antebrazos. 

Me miro por un instante, sus penetrantes ojos azules se clavaron en los míos, se aproximo a mi rostro y dejo un peligroso y corto beso en la comisura de mis labios, iba a seguir molestándolo pero me rendí ante ese pequeño roce. 

Y ahí estaba otra vez esa emoción, aquella que me hacia sentir sofocado pero también me hacia sentir algo tan cálido, me aferre a él como pude, tomando algunos de sus mechones rubios atrayéndolo más y más a mi cuerpo, no me importaba el hecho de que pesara más que yo y me sofocara, bueno sofocado ya estaba, que más da un poco más, leves roces de nuestros labios que se intensificaban cada vez más, ambos buscábamos tomar más del otro, cómo si de una competencia se tratase.

Mi cuerpo empezaba a entrar en calor, un calor tán profundo que se iba intensificando, mis pensamientos se comenzaban a nublar, me era imposible pensar en otra cosa que no fuera en el cuerpo de Dee rozando contra el mio, lo cual me tentaba a cruzar esa pequeña línea que existía que nos mantenía en el lado de sólo besos, y así iba perdiendo la noción del tiempo y de todo lo de nuestro alrededor, o eso pensaba hasta que un sonido me bajo todo sentir como si me cayera un balde de agua fría. 

𝙤𝙝 𝙙𝙚𝙖𝙧 𝙙𝙞𝙖𝙧𝙮, 𝙞 𝙛𝙚𝙡𝙡 𝙞𝙣 𝙡𝙤𝙫𝙚 | 𝘿𝙚𝙚𝙭𝙃𝙚𝙖𝙫𝙮|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora