La Niñera

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Después de muchas horas de viaje, podía por fin poner mis pies en tierra firme y sentir el brillo del sol en mi piel.

Mi nombre es Amy. Me había graduado en la Universidad de Columbus, Ohio dónde viví parte de mi vida. Ahora estaba a miles de kilómetros de mi hogar y familia; decisión propia que tomé para tomar las riendas de mi vida.

Decidí embarcarme en esta nueva aventura en otro estado, con la firme decisión de que esto haría cambiar el rumbo de mi vida, o por lo menos intentarlo.
Estaba cansada de mi vida en mi ciudad natal México, Jalisco y quería cambiar eso. Cómo bien dicen, el que no apuesta, no gana.
Me inscribí en una agencia de empleo a nivel estatal, para labores algo menores de lo que me había graduado, pero, viendo que ni en la profesión que había estudiado había podido conseguir un trabajo, aposté por esto.
Las condiciones de mi nuevo empleo, no estaban nada mal. Iba a vivir en una casa familiar en la que habitaban los Thompson, una familia ricamente adinerada con todas las comodidades del mundo, que habían construido su gran imperio, creando al principio un pequeño local de comida rápida, pero a la vez sana, ya que todo era vegano.
De ahí, no les costó mucho crecer a gran escala. Al nivel que ahora tenían a gente que trabajara para ellos.

Pues bien, en el momento en que me inscribí tuve la suerte de que ellos estaban buscando a una "au pair", que en palabras algo más claras; una niñera. Alguien que pudiera estar las veinticuatro horas del día, durante los 7 días de la semana, con uno de sus últimos hijos que aún era pequeño, contaba apenas con un año de edad.
Así que aquí me encontraba, rumbo a algo desconocido, pero con la total certeza que iba a ser un cambio significativo para mí, para mi vida.

*****

Había transcurrido seis meses desde mi llegada. Me sentía orgullosa de mí misma. En todo este tiempo, la familia Thompson me había acogido como una más. Me habían acomodado en una habitación muy lujosa en su casa, al lado de ellos en vez de con la servidumbre.
La monetización de mi sueldo estaba siendo guardada en una cuenta que abrí en el banco nada más llegar para así poder ahorrar. Y con lo que me estaban pagando en apenas poco tiempo lo que había obtenido era una fortuna; Por lo menos para mí. En mi ciudad natal jamás hubiese llegado a tener tanto dinero recaudado.

Sin embargo, no todo es color rosa, ya que sí tuve ciertos problemas con un novio de una de las hijas mayores de la señora Thompson. El chico en cuestión se la pasaba viviendo aquí en esta casa gorroneando en todo lo posible. 

Y no es que me molestara que gorroneara, no, era el hecho de que se la pasaba mirándome, llegando en una ocasión incluso a tocarme el trasero. Cosa que no deje pasar e inmediatamente le informe a los señores de la casa. Acto seguido lo pusieron patitas en la calle ganándome con ello una enemistad con Amelia, la hija de la señora, sucesivo a una amenaza por parte de su novio Jack al marcharse; No es nada agradable que alguien te haga el gesto de que te va a cortar el cuello sin duda alguna. Y leer de sus labios ''Vas a saber de mí".

De aquel incidente ya había transcurrido un mes. Amelia seguía molesta conmigo, pero no tanto. Hecho debido a que estaba conociendo a otro chico, el cual le estaba abriendo los ojos con respecto a su ex y la tenía totalmente embelesada. Su actitud había cambiado bastante desde que Jack desapareciera totalmente del mapa.

- Amy, esta noche saldremos todos. Solo te tocará quedarte con el pequeño Dean. No volveremos hasta bien entrada la madrugada. Hacia las 4 de la mañana más o menos, para que sepas - Me comenta la señora Thompson.

- Si, de acuerdo. No hay problema. - respondo con una sonrisa de lado a lado, ya que siempre que salen me dejan luego después de dormir al pequeño Dean ir a su habitación a dormir, ya que el bebe duerme ahí. Y hay que decirlo todo... Menuda cama.

Relatos Cortos (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora