VI

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PoV. Izuku

El tiempo había volado, y con él la relación entre los cuatro había mejorado notablemente, sobre todo la mía con Katsuki.

Hoy ya hacían siete meses desde que establecí una relación amistosa con Kacchan, y 8 días desde que el rubio venía a mi casa por sorpresa, ya no tan sorpresa, a llevarme a cualquier lugar de la ciudad; a comer a un mejicano, al parque de diversiones, a una maratón. Porque sí, un día se le ocurrió llevarme a una maratón de cuarenta kilómetros, para, según él, motivarme a hacer ejercicio, pero a mi sólo me motivó a querer quemarle la casa.

Además, obviamente si dices algo así la otra persona pensará que la llamas sedentaria. Por eso no entiendo cómo es que se sorprendió de la tremenda cachetada que le di al animal. Encima se me puso cascarrabias, como si yo tuviera la culpa. En verdad, ese día cuando llegué a casa pensé que dejaría de venir tan seguido por sentirse ofensivo, ¡pero no!. Ahí estaba él al día siguiente. En frente de mi puerta a las siete de la mañana un sábado, ¡UN SÁBADO!.

A todo esto, yo estaba de "vacaciones" por recomendación de mi psicólogo, porque he tenido algunas pesadillas recientemente. Así que tenía dos semanas libres para descansar y dedicarme a mi mismo. Siendo sincero, no tenía ganas de tomarme un descanso, pero era eso o la terapia con animales, específicamente con caninos, y me daba vergüenza decir que me daban miedo los perros. Recuerdo que al mencionárselo a Denki se rio en mi cara y me preguntó si no le tenía miedo a Kacchan por su parecido a un pomerania rabioso.

Por otro lado, aunque me queje mucho de Katsuki, estas salidas me han ayudado a relajarme y a dedicarme más a mi salud mental.

¡Ding Dong!

El timbre me sacó de mis pensamiento.  Mire el reloj que colgaba en la sala, aunque yo ya sabía que no podía ser otra persona más que Kacchan. Nadie más llamaría a mi puerta a estas horas de la mañana. No cuando era sábado y la mayoría podía permitirse dormir todo el día.

Tomé mi mochila deportiva con todo lo que iba a necesitar para hoy. Por suerte, Katsuki me había avisado con antelación que hoy iríamos a hacer senderismo a no-sé-dónde.

En fin, cuando se pone a hablar de deportes y trabajos que requieren esfuerzo físico no hay quien le siga el ritmo, excepto Kirishima, que era aún más apasionado del deporte. No es que no le escuche, es que él no me ve la cara de "¿wtf?", y yo no puedo interrumpirle, se ve demasiado guapo sonriendo de lado. He notado que cada vez que habla de algo que le gusta hace una serie de gestos; frunce el ceño cuando se adentra a un tema complicado, hace pucheros cuando algo del tema le fastidia y tiene la manía de morderse el labio cuando parece que quiere morderse las uñas. En algunas ocasiones lo veo sonreír de lado e intenta ocultar esa sonrisilla. Yo pienso que todas sus sonrisas son perfecta, sin embargo, nunca se lo he dicho porque no quiero incomodarlo o que piense que solo le observo y no le escucho.

Esta mierda me superaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora