IX

578 54 3
                                    

Narrador omnisciente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Narrador omnisciente

Más tarde aquella misma noche, en la zona de picnic Katsuki e Izuku acabaron durmiendo juntos en una lona. Hacía un poco de frío, y era incómodo. Y extrañamente tanto Katsuki como Izuku, durmieron plácidamente, en los brazos del otro.

A la mañana siguiente, a eso de las ocho, un ruido los despertó. Risas, risas de gente acercándose a donde estaban ellos. Rápidamente y sin perder tiempo Izuku se levantó a correr hacia aquellas risas mientras Katsuki recogía la cama improvisada que habían montado la noche anterior para seguir al peliverde.

Y efectivamente, se encontraron con un grupo de excursionistas que al conocer su situación les ayudaron a volver a su coche. Al estar allí se despidieron de las personas tan amables que los habían ayudado y les dieron las gracias.

 Al estar allí se despidieron de las personas tan amables que los habían ayudado y les dieron las gracias

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Narrador omnisciente

Izuku entró primero al coche para revisar que todo estaba en orden. Al ver que todo estaba en su lugar se tranquilizó, para luego ver a Katsuki subir al asiento del conductor. Katsuki que había visto cada uno de los movimientos del peliverde se rio de él.

-Idiota si alguien nos hubiera robado de habrían llevado el coche directamente, no sólo los móviles y las carteras.- Izuku se sintió algo tonto al darse cuenta de que el rubio tenía razón. Pero no se la iba a dar.

-¿Y tu qué sabrás? No creo que todos los ladrones sepan robar un coche.- Izuku era consciente de que lo que acababa de decir era una estupidez.

-Puede ser, si, pero dudo que un ladrón se hubiera molestado en bloquear las puertas del coche al irse.- También era cierto. Izuku se sintió aún más estúpido.

-Vale tu ganas.- Katsuki le brindó una de sus sonrisas triunfadoras e Izuku le dedicó una tierna de vuelta. El rubio observó al peliverde y le robó un tierno beso, que Izuku no dudó en corresponder. se sentían muy cómodos de esa forma, casi como si estar juntos fuera como estar en casa. La calma y las feromonas felices reinaban en el vehículo, mientras que se miraban fijamente.

Al omega le fascinaba el olor a sándalo de su alfa, y el alfa estaba enamorado del dulce olor a menta fresca de su omega. Alfa y omega se encontraban en total sincronía. Un sentimiento tan natural que hasta daba miedo. Para Izuku era reconfortante sentir a su amado cerca, e increíble la diferencia del ayer y el hoy.

Esta mierda me superaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora