Solo rieron, eran el uno para el otro. La conección era demasiada para poder ser real. Todo era un cuento que estaba siendo escrito con la tinta más fina en el papel más caro. Pero como en todas las historias románticas un conflicto debe aparecer.
Itome miraba fijamente aquella navaja que había encontrado en uno de los cajones de su querido con cara preocupación. Tooru dormía plácidamente al lado suyo después de aquella noche de películas que habían tenido. Al lado de esa navaja se podía ver una foto de su Azabache junto al chico de lentes oscuros en la cual compartían un hermoso beso.
Sentía inmensas ganas de llorar tras haber encontrado aquella fotografía debido a que gracias a ella miles de recuerdos del amor que le tenía anteriormente Fujisaki al pelirosado se le vinieron a la mente. Cuando volteo a ver al Azabache tomo lentamente sus manos para poder ver sus muñecas sin que el otro se despertara. Las lágrimas bajaron por sus mejillas al ver recientes cortadas.
Tapo su boca para que los sollozos no salieran de la misma. Su mente comenzaba a nublarse. Simplemente sentía como su mundo se derrumbaba por los hechos que había descubierto. Sin más se fue a paso lento de aquella habitación sin hacer demasiado ruido para que el Azabache no lo descubriera.
La tormenta que se había pronosticado para aquella tarde se hizo presente mientras caminaba por los pasillos de la academia. Ignoraba a toda la gente que se encontraba a su alrededor. Solo se abrazaba asi mismo queriendo que todo aquello no fuera real. Las lágrimas saladas que cubrían sus mejillas eran ignoradas por la gente que nisiquiera lo volteaba a ver.
Itome sabía que era imposible que el Azabache haya olvidado por completo el gran amor que un día sintió por el pelirosado. Odiaba que el patrón se repitiera en su vida. Después de todo siempre era el objeto de olvidó para las personas que tanto amaba.... Si supiera lo equivocado que estaba.
Tooru por más que no lo creyera lo amaba más que nada, pero su depresión era algo que nunca pudo saber curar. Fueron años de sufrimiento desde que tenía memoria. Solo, en un cuarto aislado sin nadie que le enseñará lo que era el amor verdadero. Por esa razón se obsesiono tanto con Yuri.
Pensaba que aquello realmente era amor, después de todo nadie más que Yuri se había fijado en él, hasta que se dió cuenta de la cruel verdad. Solo era un objeto para placer y a veces para diversión. Algo que lo había destrozado por completo. Esa herida era difícil de sanar pero aunque no se viera lo intentaba con todas sus fuerzas, solo por su amado.
De vez en cuando la soledad era tanta que sobre pensaba demasiado, nunca se sintió el indicado para Itome, ni para nadie. Era un don nadie que nunca era visto, solo uno más en aquella academia rodeada de árboles, hasta que llegó Itome, su nueva razón de vivir. No podía estar siempre a su lado pero cuando lo estaba era el chico más feliz del mundo, aquella felicidad duraba horas incluso días demostrando que podía salir de ese acantilado. Yuri nunca pudo hacer eso.
Su sonrisa solo parecía cuando su amado lo veía y pasaba tiempo a su lado luego de eso no había nisiquiera brillo en sus ojos. Itome no sabía nada de lo que pasaba en su mente ya rota por los años de dolor que se veían en sus lastimadas muñecas. Itome no sabía que Tooru ahora lo veía en su persona una razón de vivir. No sabía que era el príncipe de su vida entera.
El peligris tampoco sabía que al momento en que el Azabache se despertó y noto su ausencia se alistó rápidamente para ir a buscarlo debido a que se había dado cuenta de lo que su amado había descubierto. Itome solo se encontraba solo en aquella azotea dejando que la lluvia lo calmara. Ignoraba todo a su alrededor solo se concentraba en el sonido de la tormenta... Su música preferida para sus noches de soledad y dolor.
-Itome!... Escucho decir detrás suyo solo para al momento de voltear mirar a un Akemi bastante sorprendido por haberlo encontrado en aquella situación. Se acercó lentamente hacía donde estaba parado abrazándose a si mismo. Para su suerte no noto sus lágrimas.
-Paso algo?... Le pregunto con cariño al momento de estar frente a frente con el contrario. Itome guardo silencio debido a que lo último que quería era que el otro se diera cuenta de lo que ocurría en su corazón. Akemi tras no recibir respuestas solo sonrió con ternura.
-Entiendo si no quieres decirme... Se que.... Bueno.... Arruine todo. Mencionó mientras miraba a la nada misma. Itome solo lo observaba sin decir ninguna sola palabra debido a que aún no podía perdonar las cosas que el otro le había hecho. Akemi sabía esto.
-Pero puedes contar conmigo... No quiero irme de tu vida... Aún sirvo como amigo. Continuo con una sonrisa amorosa. Itome le sonrió de igual manera sin saber que todo lo que le decía el otro era una mentira. Akemi está decidido a volver a ser la pareja del peligris. Pero primero tendría que ganarse su confianza.
-Se que estás con Tooru... Y me alegro por ustedes... Por más que no me creas es verdad... Era bueno fingiendo eso se notaba. Akemi sabía que detestaba aquel hecho. Itome le sonrió con felicidad volviéndose ingenuo por sus palabras llenas de cariño. Su plan estaba saliendo bien y lo sabía por esa razón formó una sonrisa en su rostro.
-A mí me alegra que podamos comenzar de nuevo... Comento el peligris conservando su tierna sonrisa. Solo se acercó lentamente a el para poder darle un tierno abrazo sellando finalmente su nuevo comienzo. Akemi aprovecho aquello para poder oler nuevamente el aroma de su amado. Realmente lo extrañaba.
La lluvia seguía y seguía con intensidad pero poco les importaba. Hasta que Itome pudo ver al alzar su mirada a su amado Tooru quien se encontraba viendo aquella escena. El Azabache sentía como su corazón se partía en dos al ver tal cosa. Solo sintió un deja vú debido a que... Solían abrazarse así.... Justo debajo de la lluvia. Solo miro por última vez a su querido para poder así irse a paso lento. Sintiendo como todo lo que tanto había temido....
Se hacía realidad
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~Bajo la lluvia~ -TooruxItome-
FanficLa hermosa lluvia de aquella tarde había hecho que sus vidas se conectarán permitiendo así que el amor que nadie esperaba apareciera volviéndose cada vez más intenso logrando curar las heridas que permanecían en sus corazones.