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Fue hace un mes y unas semanas, poco después de que las clases comenzaran, a finales del verano, cuando el viento comenzaba a sentirse más frio al impactar en tu rostro y el sol se escondía más temprano.

Ese fue el primer día que Luke vio a Michael Clifford.

De acuerdo, puede que no haya sido exactamente así. Es decir, sí, claro que Luke sabía de la existencia de Michael desde antes. Todos lo conocían. Despues de todo, era el mejor amigo de Calum y ellos dos eran malditamente inseparables sin importar lo opuestos que se vieran a simple vista. Pero, no era solo el hecho de que Calum fuera el capitán del equipo de futbol lo que hizo que Michael fuera algo conocido.

Quizá, fue cuando él comenzó a pintarse el cabello de esos llamativos colores desde las quince, al mismo tiempo que comenzó a adquirir estas perforaciones en su rostro y orejas sin alguna clase de supervisión adulta y con un carné de identificación falsa. O, puede que haya sido ese delineado bajo sus llamativos ojos verdes lo que hizo que las personas comenzaran a tomar interés, al igual que el negro de sus uñas que comenzó a llevar desde meses atrás cuando se pintó las uñas por un reto en medio de la clase de laboratorio. No, tal vez, hayan sido los tatuajes que comenzó a hacerse en su cuerpo (con el mismo carne falso) a los dieciséis, que resaltaban demasiado en su pálida piel porcelana.

O, todo.

Porque, Michael tenía esta actitud misteriosa, y la vez llamativa, que atraía la atención, con sus prendas negras y mirada de pocos amigos, especialmente cuando estaba rodeado de otras personas que también parecían disfrutar de su compañía.

Pero, eso no era a lo que Luke quería llegar.

Claro, el día que reconoció la existencia a Michael.

Fue cuando Luke se quedó hasta tarde en la escuela por culpa de Ashton, cuando él estaba demasiado entusiasmado con esta reunión del club de fotografía y le pidió que lo acompañara porque se encontraba nervioso. Luke recuerda que se quedó dormido en medio de ella -porque realmente su horario de sueño jamás fue el mejor, pero ese era otro tema- para que luego, después de una larga hora, estuviera de nuevo en su auto, finalmente camino a casa, con la esperanza de tomar una larga siesta. Pero, algo llamó su atención.

Su auto se encontraba estacionado en la parte trasera de la escuela (porque -oh, sorpresa- había llegado tarde a clase ese día), y recuerda que alguna canción de Good Charlotte estaba sonando en sus altavoces, mientras su mirada estaba en la ventana de su lado para asegurarse de que no hubiera ningún auto cerca y poder salir del estacionamiento. No habían autos, pero había una persona; Michael.

Él estaba en ese lugar en el que acostumbraba a estar todas las mañanas con sus amigos, fumando y soltando risas altas que llamarían la atención. Solo que, ese día, no estaba haciendo ninguna de esas cosas.

Estaba ahí, parado, con una mujer delante de él que hacía gestos con las manos como si estuviera intentando iniciar una discusión. Por el otro lado, Michael se veía demasiado calmado, con una mirada indiferente y los brazos cruzados sobre su pecho. Para ese punto, Luke supo que debía dejar de mirar, porque nada de eso parecía ser asunto suyo, y realmente no quería que Michael, o quien quiera que fuera esa mujer, supieran que los estaba observando.

Y Luke tenía la completa intensión de hacerlo, hasta que vio el exacto momento en que la mujer impactó la palma de su mano contra la mejilla de Michael, escuchando el eco del fuerte sonido de fondo.

Luke se quedó congelado en seco, porque el rostro de Michael había ido hacia un lado, mientras un millón de emociones parecían pasar por sus ojos. Para ese punto la mujer estaba gritando, completamente histérica, mientras Michael seguía pareciendo procesar lo que acababa de pasar.

Waiting for us { Muke }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora